Mitos y verdades sobre la sífilis

    Las enfermedades sexuales existen desde la antigüedad, cientos de ellas ya eran bastante comunes, luego controladas con el avance de la tecnología y la medicina. Sin embargo, estos factores no siempre garantizan su extinción o un equilibrio en el número de personas contaminadas. Un ejemplo de esto es la sífilis.

    Los especialistas en la materia están atemorizados por la cantidad de infectados y, sobre todo, por el regreso a gran escala de la patología. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada día aparecen aproximadamente un millón de nuevos casos de ETS. De este porcentaje, 131 millones son casos de clamidia, 78 millones de gonorrea y casi 6 millones son casos de sífilis, sin contar VIH, VPH, hepatitis, herpes, entre otros.



    La sífilis es transmitida por la bacteria Treponema Pallidum, también conocida popularmente como chancro duro. El problema es que no contagia solo a través de las relaciones sexuales. Otras formas de contaminación son la transfusión de sangre y el contacto con sangre infectada. Una persona puede tardar años en darse cuenta de que tiene la enfermedad y sus signos pueden variar de un organismo a otro, en diferentes etapas.

    Algunos de los síntomas más comunes son:

    Al principio, aparecen llagas en la región infectada. Y vale la pena recordar que afecta no solo a los genitales, sino también a otras partes del cuerpo, incluidas las internas, como el cuello uterino y el recto. Después de un período que varía entre tres y cuatro meses, desaparecen y, aún sin tratamiento, la bacteria permanece en el cuerpo, sin actividad.

    En la segunda fase, que suele tener lugar ocho semanas después de la aparición de las llagas, aparecen unos síntomas familiares que confunden al individuo. Entre ellos se encuentran resfriados, dolores musculares, fiebres, manchas rojas en la piel, dolor de garganta y dolores de garganta. Es necesario tener mucho cuidado al identificar la causa de tales síntomas, que afectan al 33% de los que no se cuidaron en la primera etapa.



    Como se informó anteriormente, la enfermedad puede estar "dormida" durante muchos años en el cuerpo y, cuando se manifiesta, el paciente puede estar ya en la tercera etapa de la misma. En este momento, el corazón, el hígado, el cerebro, los nervios, los huesos, los vasos sanguíneos y las articulaciones están en riesgo, lo que puede causar ceguera, demencia, parálisis y problemas nerviosos.

    Mitos y verdades sobre la sífilis

    Prevención

    Para evitar el contagio, es necesario el uso de preservativos durante las relaciones sexuales. Los condones siguen siendo el medio más seguro cuando se trata de ETS.

    Tratamiento

    La medicación consiste en la aplicación de penicilina, en dosis que dependen del estadio de la enfermedad. El uso de antibióticos combate el desarrollo de la sífilis, siendo un método muy efectivo contra el Treponema Pallidum, que es el causante de la infección. Es necesario mantener visitas periódicas al médico para comprobar los efectos del tratamiento y realizar pruebas hasta dos años después del diagnóstico, para estar seguros de que la bacteria ha sido eliminada.

    Mitos y verdades

    ¿Existe la posibilidad de contaminación por sexo oral?

    Sí. Si hay llagas en la región de la boca, así como en los labios, faringe, lengua y paladar, por ejemplo, el sexo oral sin protección puede provocar la transmisión.

    A sífilis pode matar?

    Sí. Los casos más graves, especialmente aquellos que se descubren tarde, pueden provocar la muerte.

    ¿La leche materna puede contaminar al bebé?

    No. Sin embargo, existe transmisión vertical, es decir, de la mujer embarazada al feto.

    ¿Me quedo sin tratamiento si soy alérgico a la penicilina?

    No. Si hay informes de reacciones alérgicas al antibiótico, se pueden aplicar medidas terapéuticas que involucren a otros medicamentos.


    ¿Alguien con sífilis tiene más probabilidades de contraer el VIH?



    Sí. Según el infectólogo Ricardo Vasconcelos, del Hospital Emílio Ribas y del Hospital das Clínicas de la USP, cualquier tipo de enfermedad de transmisión sexual aumenta el riesgo de contaminación por VIH.

    Escrito por Juliana Alves del equipo Eu Sem Fronteiras.

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