La sabiduría que lo femenino guarda en su alma es una joya preciosa: la conciencia del poder de manifestarse como la vasija sagrada, donde se fecunda y gesta una nueva vida. Esta conciencia nos da, como mujeres, el poder de la CREACIÓN y la manifestación de dones, percepciones sutiles, comunicación silenciosa, creatividad y amor.
Este poder está en nuestro SER, en nuestra esencia eterna, que siempre estará conectada a la Fuente de Amor que creó todo.
La Esencia nos conecta con el fuego, con la alquimia, con la transmutación de las formas. Por eso somos capaces de combinar tan bien alimentos, hierbas, aceites, porque percibimos con maestría los detalles sutiles, somos capaces de comunicarnos e interactuar con la naturaleza, reconociendo su lenguaje silencioso.
Este poder de lo FEMENINO es eterno, no se le puede arrancar a una mujer quemando su cuerpo en un fuego, como sucedió en la época en que éramos perseguidos por ser los portadores del conocimiento sagrado, del dominio de lo sagrado.
Somos guardianes de estos misterios. Muchas marcas, recuerdos y traumas necesitan ser liberados de nuestro inconsciente individual y colectivo, para que podamos restaurar la confianza en nuestros dones femeninos y podamos salir de un lugar de rebelión y luchar para volver a un lugar de sabiduría y empoderamiento, entendiendo que nada y nadie nos quitará el poder si estamos genuinamente conectados con el Sagrado Oficio de Ser los rostros de la Diosa encarnada en este ahora.
La competencia, la represalia y la opresión del masculino distorsionado son reproducciones del patrón que nos oprimía y nos sigue oprimiendo hoy. A través de la fuerza y el poder de las armas, lo masculino oprime, abusa, tortura y mata. Y si replicamos tal comportamiento, activamos al macho corrompido por el amor al poder y ¡bingo! Seremos dominados por el desamor, por la rebelión, por la ira.
Al reconocer que somos espíritus y que los espíritus no tienen género, entendemos que la tarea es aún mayor que curar a la mujer herida. La tarea pasa por el equilibrio de la dualidad que refuerza la idea de separación, introyectada a lo largo de las eras de nuestra vida en este Planeta tridimensional, ya sea en encarnaciones masculinas o femeninas.
Pero creo que en este ahora, ante una nueva conciencia que se expande en busca de la libertad, la igualdad y la fraternidad entre todos los seres humanos, necesitamos invertir en la sanación y en la recuperación de la confianza en la fuerza amorosa de la SAGRADA MUJER. . Necesitamos y creo que nos estamos potenciando con esta sensibilidad que es generosa, que acoge con delicadeza y cariño, sabiendo que nuestra naturaleza femenina “sobrenatural” no nos debilita, sino que nos fortalece.
Porque este fue siempre el misterio que los seres que dieron la espalda a la luz nunca lograron comprender: ¿cómo seres supuestamente frágiles en su estructura pueden mantener tan firmes propósitos de conexión con lo SAGRADO?
Hablo por mí, por todos los recuerdos que ya he rescatado, por todo el dolor que he sufrido y llorado. Rescatar lo sagrado femenino ha sido un trabajo arduo, pero no exige tanto esfuerzo, ya que el alma se identifica con la buena brujería, con la interacción en la naturaleza, con la alegría y el calor del fuego, la comida y la danza. No importa cuán oprimido y asustado, el brillo de esa luz siempre resistió, incluso si permaneció detrás de escena.
La mayor obra ha sido la recuperación de la confianza en el masculino que YO SOY, un masculino que apoya, que tiene el impulso y el coraje de seguir el llamado del CORAZÓN y colocarse en este mundo aún tan dominado por el poder opresor. Este es el SAGRADO VARÓN, que fue sepultado en la violencia del patriarcado. El amor al poder nos ha alejado del PODER DEL AMOR y de la UNIÓN SAGRADA en cada uno de nosotros.
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Que caminemos en estos procesos de reconstruir nuestros puentes interiores hacia la aceptación, la comprensión y la compasión hacia nuestras facetas rígidas y desgarradas por el dolor, acogiendo, comprendiendo los errores y liberando los recuerdos tortuosos, para que podamos aceptarnos como humanos imperfectos, perdonando y reintegrando. la sabiduría que nos conecta y siempre nos ha conectado a la FUENTE DEL AMOR CREADOR del cual somos frutos, hijas e hijos, luces reflejadas en este mundo.
Namasté
Marcia Nóra Dias – Terapeuta Floral – Holística
