Más información sobre la espondilitis anquilosante

La espondilitis anquilosante del griego spondylos (vértebra) y ankylos (rigidez) es una inflamación crónica que afecta los tejidos conectivos. Se caracteriza por la inflamación de las articulaciones del esqueleto axial, especialmente las de la columna vertebral, rodillas, hombros y caderas.

Descrita como una artropatía ascendente, la enfermedad hace que las vértebras de la columna se fusionen, lo que hace que pierda su flexibilidad, lo que da como resultado una postura de caza hacia adelante. A medida que se golpean las costillas, se dificulta la respiración.


En los casos más graves, la espondilitis anquilosante provoca uveítis, una enfermedad inflamatoria que puede comprometer totalmente la úvea o alguno de sus componentes (iris, cuerpo ciliar y coroides). La uveítis avanzada afecta el nervio óptico y la retina. Otra complicación provocada por la enfermedad es la cardiopatía espondilítica, la fibrosis pulmonar, la colitis ulcerosa y la psoriasis.


Se desconocen sus causas, sin embargo, los expertos dicen que la espondilitis anquilosante es 300 veces más común en personas que heredan HLA-B27, un grupo sanguíneo de glóbulos blancos. Esta condición es frecuente en los países escandinavos, se estima que el 90% de los portadores blancos son HLA-B27 positivos. En los negros es raro. En España, aproximadamente el 76% de la población padece la enfermedad. Los hijos de pacientes con espondilitis anquilosante tienen menos del 15% de riesgo de contraer la enfermedad.
Los síntomas
  • Dolor de glúteos: se propaga a la parte posterior de los muslos y la parte inferior de la columna. Se origina en las articulaciones sacras (entre la pelvis y la columna).
  • Dolor lumbar durante más de tres meses. Se atenúa con el movimiento y aumenta con el reposo. El dolor se extiende a las piernas y se asocia con rigidez en la columna que es más intensa al principio del día. Los síntomas son intermitentes. Hay un deterioro de la movilidad de la columna, que se endurece, expansión de los pulmones y aumento de la curvatura en la región dorsal.
  • Dolor e hinchazón en las articulaciones de la rodilla, el hombro y el tobillo.
  • Dolor y rigidez de cadera.
  • Dolor en el talón.
  • Dificultad para respirar profundamente.
  • Pérdida de movimiento o movilidad en la parte inferior de la columna.
  • Pérdida de peso involuntaria.
  • Fatiga.
  • Fiebre baja.
enfermedad progresiva

La progresión de la espondilitis anquilosante varía de persona a persona.  Se cree que entre el 70 y el 90% de las personas vivirán de forma independiente. Después de la fase activa, cuando las articulaciones están inflamadas, la enfermedad se vuelve menos activa o completamente inactiva. Los síntomas van y vienen durante largos períodos de tiempo.



Está el crecimiento de los huesos de las vértebras, proporcionando la formación de puentes entre ellos, lo que involucra completamente las articulaciones. La columna lumbar y la parte superior de la nuca están rígidas. Tales condiciones son más comunes en las mujeres.

Diferencias entre la espondilitis anquilosante y otros problemas de espalda

Muchas personas se quejan de dolor de espalda. Las causas más comunes son las distensiones y los esguinces que ocurren a cualquier edad. La hernia de disco y la osteoartritis, comunes en los ancianos, son ejemplos de anomalías de la columna. El médico debe prestar atención al informe del paciente, examinarlo detenidamente, ordenar imágenes y análisis de sangre para hacer el diagnóstico con precisión.

Diagnóstico

Más información sobre la espondilitis anquilosanteEl médico general, el ortopedista y el reumatólogo son los médicos capaces de diagnosticar la espondilitis anquilosante. No hay forma de hacer un diagnóstico temprano, sin embargo, cuando el individuo presenta algunos de los síntomas, debe buscar ayuda médica lo antes posible. En la consulta, el médico primero examina la espalda en busca de espasmos musculares. A este análisis previo se suma la historia de los síntomas presentados anteriormente. Es importante que el paciente diga todo, si toma medicación, si el dolor es más intenso en algún momento del día y si mejora tras la actividad física.

Como los cambios en las articulaciones sacras apenas se identifican en la primera visita, el médico puede solicitar pruebas de velocidad de sedimentación de glóbulos rojos (VSG) y proteína C reactiva (PCR). Las pruebas de imagen como la radiografía, la resonancia magnética de columna también son fundamentales en el diagnóstico.

Tratamiento

Las cirugías son raras y están indicadas cuando el paciente tiene otras complicaciones en la columna o la cadera. Los medicamentos reducen o eliminan el dolor, lo que permite que el paciente duerma bien y haga ejercicio. Pueden ser sintomáticos como relajantes musculares y analgésicos. La sulfasalazina y el metotrexato son modificadores efectivos del curso de la enfermedad en el tratamiento. Los medicamentos biológicos, proteínas que luchan contra la necrosis tumoral, están indicados cuando la sulfasalazina y el metotrexato no tienen efecto o cuando existe una contraindicación. Los medicamentos biológicos más indicados son Fliximab, Adalimumab, Golimumab, Certolizumab y Etanercept.



El tratamiento también incluye fisioterapia y un programa de ejercicios posturales y respiratorios para fortalecer los músculos y promover la movilidad articular. La Reeducación Postural Global (RPG) proporciona fortalecimiento y flexibilidad de las cadenas musculares. La termoterapia, técnica supervisada por hidrólogos, tiene un efecto positivo en el alivio del dolor y la rigidez. El tratamiento debe realizarse durante cuatro semanas.

Ejercicios para hacer en casa

Los siguientes ejercicios se pueden realizar de 2 a 3 veces por semana, siempre que sean autorizados por el médico:

Flexión/extensión de la columna

Ponte de rodillas apoyado en las palmas de las manos, en línea con los hombros. Respira hondo mientras arqueas la columna hacia el suelo y giras la cabeza hacia adelante. Exhala por completo, mientras contraes los abdominales y enroscas la columna y el cuello. Si no siente dolor, haga este ejercicio de 8 a 12 veces.

alargamiento de la cadena posterior

Sentado con los brazos detrás de la silla, estire lentamente la pierna, tirando de la punta del pie hacia usted. Quédate así durante 8 segundos. Repite el ejercicio con la otra pierna. Si no siente dolor, hágalo 8 o 12 veces más.

Corrección postural de cuello y hombros.

De pie o sentado. Mueva los hombros hacia atrás y hacia abajo. Meta la barbilla e imagine una línea tirando de la parte superior de su cabeza. Mantenga esto durante 20 segundos. Si no siente ninguna sensación desagradable, repita el ejercicio 8 o 12 veces más.

terapias biológicas

Los pacientes que no responden al tratamiento convencional son sometidos a terapias biológicas. Son inyecciones subcutáneas o intravenosas de medicamentos que combaten el dolor, la inflamación y los cambios en la inmunidad. Se utilizan medicamentos a base de anticuerpos monoclonales, proteínas de fusión celular, antiinterleucinas y bloqueadores de la coestimulación de linfocitos T, que precisamente inactivan determinadas dianas formadas por células, citocinas y mediadores inmunitarios anormalmente presentes en la circulación de los pacientes con espondilitis anquilosante.



Terapia de Bowen

El australiano Thomas Ambrose Bowen estaba muy interesado en la postura y siempre ha relacionado los dolores y molestias musculares con una mala postura. Incluso sin formación médica, Bowen estudió anatomía y desarrolló terapia entre los años 50 y 60. Esta técnica no invasiva se hizo popular en todo el mundo en 1986. Se estima que más de 12 terapeutas están acreditados por “The Bowen Therapy Academy of Australia”.

En las sesiones, el terapeuta realiza suaves movimientos sobre los músculos, tendones o ligamentos, que aportan el reequilibrio del organismo.

Es una técnica holística que se basa en fundamentos básicos. Bowen se dio cuenta de que el cuerpo conserva su estructura gracias a la interrelación de conjuntos clave de músculos, llamados fascia, pequeñas láminas que cubren cualquier estructura del cuerpo y que varían en estructura y densidad.

La fascia permite flexibilidad de movimiento, teniendo mucha relevancia en la postura y sobre todo en cómo posicionamos la columna. Para los pacientes con espondilitis anquilosante, la Terapia Bowen disminuye la rigidez muscular y, en consecuencia, mejora la movilidad. También ayuda a minimizar los efectos secundarios de los medicamentos en el cuerpo.

Vivir con espondilitis anquilosante

Los pacientes no necesitan dejar de trabajar, sin embargo, las actividades en las que la persona alterna entre sentarse, caminar y estar de pie ayudan mucho al paciente. Las funciones que requieren estar en cuclillas o sentado durante horas deben repensarse para no exacerbar el problema.

No hay interferencia con la vida sexual siempre que la cadera no se vea afectada. La intervención quirúrgica en esta región, llamada artroplastia de cadera, restaura el movimiento. A diferencia de otras formas de reumatismo, la espondilitis anquilosante no mejora durante el embarazo. Cuando las articulaciones de la cadera se vuelven demasiado rígidas, es necesaria una cesárea.

Recomendaciones

Los pacientes con espondilitis anquilosante pueden llevar una vida normal siempre que se sigan los consejos médicos. Mira cuáles son:

  • Bebe dos litros de agua al día.
  • Seguir estrictamente los ejercicios posturales y respiratorios indicados por el fisioterapeuta.
  • Duerma en un colchón firme y ondulado para mantener la columna vertebral estable. El paciente debe dormir en posición horizontal.
  • Acuéstese boca abajo 20 minutos antes de levantarse y 20 minutos antes de acostarse. Al principio, el paciente puede no tolerar más de 5 minutos, o puede necesitar un colchón debajo del pecho, sin embargo, a medida que la columna se relaja, la práctica se vuelve más fácil.
  • Haga ejercicios de respiración profunda a intervalos frecuentes.
  • Los baños calientes, la aplicación de calor y los masajes ayudan a aliviar el dolor.
  • El asiento de la silla no puede ser demasiado largo, ya que la persona tendrá dificultad para colocar la columna lumbar en la base del respaldo de la silla.
  • Si el paciente trabaja mientras conduce, debe detenerse durante unos 5 minutos, salir del automóvil para estirarse. Es recomendable tener un reposacabezas para evitar lesiones en el cuello causadas por una desaceleración brusca.
  • La actividad física es importante, pero debe elegirse con cuidado. Nadar en una piscina climatizada utiliza todos tus músculos y articulaciones sin frotarlos. El ciclismo mantiene tus articulaciones activas, lo que le da más fuerza a tus piernas. Sigue siendo un excelente ejercicio de respiración, ya que ayuda a expandir el pecho.
Más información sobre la espondilitis anquilosanteDieta equilibrada

Una investigación realizada en el Reino Unido en 1996 por Alan Ebringer descubrió que una dieta baja en almidón y rica en proteínas es beneficiosa para las personas con espondilitis anquilosante. La presencia del patógeno Klebsiella pneumoniae en el tracto digestivo aumenta y disminuye con la ingestión de almidón.

En ese estudio, 36 sujetos con espondilitis anquilosante recibieron una dieta alta en proteínas y baja en carbohidratos durante nueve meses. Ebringer descubrió que varios participantes tenían una reducción de la inflamación. Otros pudieron dejar de usar medicamentos.

Para adoptar una dieta baja en almidón es necesario eliminar de la dieta el arroz, el pan, las patatas, la pasta y otros alimentos a base de harina. Sin embargo, una dieta baja en almidón no es necesariamente baja en carbohidratos, ya que las frutas y verduras tienen carbohidratos. Una dieta sin almidón debe complementarse con proteínas magras como mariscos, pavo o pollo. El investigador indica que el individuo con espondilitis anquilosante debe incluir en su menú alimentos con grasas saludables, aceite de oliva, anacardos y almendras.

Consideraciones finales

La espondilitis anquilosante es una inflamación crónica que no tiene cura. Sin embargo, cuanto antes se haga el diagnóstico, menos doloroso será el tratamiento. Por lo tanto, si experimenta dolor en los glúteos que se extiende a la parte posterior de los muslos y la parte inferior de la columna, dolor en la parte inferior de la espalda, dolor en la cadera y rigidez, busque atención médica de inmediato de un médico general, un ortopedista o un reumatólogo. Durante la consulta, indique cuándo comenzaron los síntomas, su frecuencia y período de intensidad. Tome sus consultas por escrito.

Además de la fisioterapia y los medicamentos, existen grupos de apoyo para personas con la enfermedad. En Facebook, el grupo “Apoyo a la espondilitis anquilosante” publica entrevistas, informes con especialistas y consejos sobre cómo vivir con la enfermedad. La interactividad de la red social permite a los suscriptores intercambiar ideas y experiencias.

Hay varios medicamentos y ejercicios posturales y respiratorios que contribuyen significativamente al bienestar. Es fundamental que se reformule la actividad profesional, en caso de que el paciente permanezca sentado por mucho tiempo o necesite ponerse en cuclillas. La familia también necesita saber sobre la enfermedad para hacer la vida de la persona con espondilitis anquilosante lo más cómoda posible.

La enfermedad, a menudo confundida con tendinitis, necesita ser revelada. De ahí la importancia del trabajo que lleva a cabo ABRESPAN – Asociación Española de Portadores de Espondilitis Anquilosante con los pacientes que padecen la enfermedad.

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