Es precisamente para proteger este punto que usamos una armadura pesada que actúa como una barrera entre nuestro corazón y el mundo exterior. ¿Quién no ha tenido el corazón roto? ¿Quién nunca mantuvo bien escondida una herida? ¿Quién nunca lució una sonrisa con el corazón gritando de dolor? Ciertamente, todos nosotros ya hemos “permitido” el desequilibrio en este punto energético en algún momento de nuestra vida, porque ¿cómo podemos disfrutar de toda la plenitud de este chakra sin conocer primero el “lado oscuro” del corazón?
La gran pregunta es si miramos las experiencias del corazón como aprendizaje y evolución, transformando el dolor en maduración, o si miramos las mismas experiencias como castigo, sumergiéndonos en el sufrimiento, la desconfianza y la incredulidad. También se debe respetar el tiempo de curación de las heridas del corazón, es importante acoger el dolor y vivir el “duelo”. Encerrar las emociones dentro de una habitación oscura y decir que se acabó no es curar, es miedo. Es precisamente en este momento que la nutrición energética funciona con un tratamiento sencillo: fortalecer el lado luminoso del corazón, accediendo al amor propio, la gratitud y la compasión.
La fruta que utilizamos para este fin es el maracuyá. Si cabe, la flor más potente se convierte en el tratamiento y junto a la vaina de vainilla, también aporta una calidez, el regazo que necesitamos cuando decidimos afrontar “nuestro cuarto oscuro”. Esta combinación nos trae la sabiduría del corazón, que nos llega a través de la herramienta más poderosa y transformadora que podemos usar: el amor.
Té para los dolores de cabezaIngredientes:
Preparación Lave bien la maracuyá con una esponja aparte, separe la mitad de la fruta (cáscara y pulpa) y hierva con agua. Una vez que hierva, agregue la flor y la vaina de vainilla. Tapar y dejar en infusión durante aproximadamente 15 minutos, colar y beber antes de acostarse. |