En busca de una alimentación saludable, descubrir nuevos alimentos siempre es una buena idea. Si son saludables, por supuesto. ¿Sabías que las semillas pueden ser comestibles? Así es. Y una de las que son muy buenas para la salud es la semilla de calabaza.
Destaca por su composición al tener proteínas, fibras y grasas saludables y en especial omega-6. También podemos mencionar que la semilla es una buena fuente de vitamina E, que es buena para la piel y el cabello, y se aconseja su consumo para combatir el envejecimiento.
Según investigaciones de la UFRJ, la semilla de calabaza también tiene beneficios si se consume en forma de harina. Los investigadores señalaron que el consumo de harina de semilla de calabaza puede ayudar en la pérdida de peso y la prevención de enfermedades como la diabetes, la hipertensión y otras enfermedades vinculadas al sistema cardiovascular.
Otro punto positivo de estas semillas es el alto contenido de fibra y su capacidad antioxidante, lo que puede ayudar al buen funcionamiento intestinal.
Conociendo todas estas ventajas, ¿qué tal preparar unos bocadillos con estas semillas?
Para comer como snack, debes separar la semilla de la pulpa, lavarla con agua corriente y luego sazonarla a tu gusto. Por lo general, este condimento se hace solo con sal, pero puede agregar otras hierbas o condimentos a su gusto. Después de eso, solo póngalo en el horno por unos minutos.
para hacer la harina, primero debes deshidratarlos en el horno y luego molerlos. Esta harina se puede mezclar con otros condimentos y espolvorear sobre varios platos.
Otra forma de consumir las semillas también es pelándolas y utilizando sólo la parte interior (que tiene un color verde). Después de pelarlo, puede echarlo sobre frutas, yogur e incluso ensaladas. Con un ingrediente nuevo como este en la mano, lo importante es dar rienda suelta a la creatividad y poder innovar en diferentes platos. Y lo mejor de todo es poder hacerlo sin culpa, porque tendrás un sabor nuevo y eso, seguro, es muy bueno para tu salud. ¡Buen provecho!
Escrito por Ricardo Sturk del equipo Eu Sem Fronteiras
