Estamos condicionados a dar, a darlo todo. Sin embargo, solo podemos dar lo que tenemos, y esta declaración es para todo y para todas las situaciones.
En proporción al amor es igual.
Una persona ama y da, la otra ama, acepta y recibe.
Y si la otra persona puede recibir lo que le estás dando, ¡sí, tú también puedes recibirlo!
Desarrollar el amor propio, el amor propio, es un paso de liberación, y así surge el compartir.
Superar este desafío: eliminar el sentimiento de parecer que debes algo, de ponerte en una posición deudora, es fundamental para el equilibrio emocional.
Todos los días tenemos la oportunidad de hacer y tener actitudes diferentes.
Todos los días, estamos dotados con la capacidad de buscar ser una mejor representación de nosotros mismos.
Solo por hoy, y solo hoy, es el tiempo, y el único momento para actuar.
Decidir y elegir comienza con la intención dentro de cada persona.
Analizando profundamente, no tenemos control sobre nada, nadie, ni siquiera sobre nosotros mismos.
Lo que cuenta es la acción, el acto.
Si nada te toca, no tienes emoción ni sentimiento.
Date cuenta de lo que te toca en sentir, sentir.
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Date cuenta y déjate recibir amor, y serás una persona capaz de ser amada.
Todos somos SERES dignos y merecedores de recibir y dar amor, impulsados por un flujo extraordinario de abundancia, de amor.
Tener gratitud y amor, tanto en dar como en recibir, es un poder que tenemos todas las personas.
¡Ámate a ti mismo!
¡Ame a si!
