Una cierta ligereza – la vida después de los 40

No sé ustedes, queridos lectores, pero actualmente llevo la camiseta con el cliché “mi vida comenzó a los 40”.

Primero, porque es verdad: Pasé 40 años. En segundo lugar porque, desde mi punto de vista, de mis vivencias antes de este importante hito, sobrevivió más que vivió.

Sobrevivió a la acumulación de actividades creyendo que era proactiva. Sobrevivió en entornos dañinos justificando la (falsa) seguridad. En innumerables situaciones que no agradaban, ahí estaba yo, sofocando mi esencia de amor y paz. Mantener esta supervivencia costó mucho esfuerzo y tensión en mi salud física, mental, emocional y espiritual.



El desequilibrio empezó con la presión arterial disfrutando de vivir en la casa de 16 por 12. Varias visitas a urgencias para comprobar que el corazón estaba fuera de ritmo. Hoy diría que estaba fuera de sintonía con mi propia vida.

Siempre he apreciado el cuidado de la medicina integrativa y, además de la práctica de reiki, busqué ayuda en acupuntura tratar de poner en orden la casa interior, ya que sé desde hace mucho tiempo que la curación comienza dentro.

Una cierta ligereza – la vida después de los 40

Mi acupunturista, al darse cuenta de lo fuera de lugar que estaba, me dio un sabio consejo que llevo conmigo hasta el día de hoy: "divagar y siempre".

En el momento en que escuché este consejo, me sonó como un insulto. Una persona con las actitudes que había pensado en "lento" como una palabra fuera de contexto. Pero no tenía otra opción... Era ir más despacio o morir.

Paralelamente al tratamiento de acupuntura, decidí replantearme la dieta. Un error casi fatal, porque no busqué orientación profesional para preparar un menú adecuado a mi cuerpo y mis necesidades. Hoy, lección aprendida.


También te puede interesar:
  • Cómo encontré el amor verdadero después de los 40
  • ¡Mujeres de 40, lobos!
  • ¿Cómo cambiar de trabajo después de los 40?

Confieso otro gran error: practicar yoga y meditación sin la intención correcta. Ansiosa y crítica, deseosa de resultados inmediatos, no practicaba los ejercicios con la conciencia corporal presente. No miraba mis movimientos y mi respiración. ¡Era autoritario conmigo mismo, y la autoridad no funciona bien con la mente! Para experimentar los beneficios de esta y cualquier práctica, se necesita presencia consciente, aceptación, amor, dulzura y paciencia.


Fue, y sigue siendo, un proceso de autoconocimiento. Entiendo que son los altibajos los que componen mi historia y que de ahora en adelante debo consultar y aplicar mi manual de autocuidado con compromiso y disciplina. Hoy tiene mucho sentido para mí considerar que mi cuerpo es un templo sagrado que merece toda mi atención y celo.

Una cierta ligereza – la vida después de los 40


Soy un poco más consciente de que no puedo ni debo culpar al mundo, a las personas oa las situaciones. Yo soy el que está en cuestionamiento interno, buscando respuestas. Esta experiencia es el resultado del estudio y la búsqueda de conocimiento en los últimos 12 años. Me siento más plena y saludable y empiezo a tener un pequeño (muy pequeño) atisbo de madurez emocional y espiritual.


Como administradora de mi vida, tengo la meta de vivir por lo menos otros 40 años y quiero que sean saludables en todos los aspectos de mi ser.

Añade un comentario de Una cierta ligereza – la vida después de los 40
¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.

End of content

No more pages to load