¿Alguna vez has oído que la boca tiene hambre?

Es muy personal cómo cada uno percibirá estas sensaciones, esto también está ligado a factores culturales, tradiciones familiares, hábitos diarios, cómo conocemos y nos acostumbramos a los diferentes sabores, y también en parte por factores genéticos.

Un ejemplo de un factor genético es la aceptación de la hierba cilantro. La gran mayoría acepta esta hierba sin problemas, pero el 10% de la población la detesta. Y también una preferencia por las comidas picantes o ácidas.

Además, las experiencias de cada uno con la comida, que pueden haber sido agradables o desagradables. Podemos asociar una situación que ocurrió con un alimento consumido, y “vetar” ese sabor o alimento.



El placer del hambre en la boca sucede cuando estamos presentes y experimentamos la comida, notando el sabor y también la textura, la forma, los aromas, el contacto con la lengua, la temperatura… 

La boca no se satisface solo con la comida que hay dentro, masticando y tragando. Para obtener placer y satisfacción, la mente debe estar presente y participando de lo que ocurre en la boca y notando cuáles son las sensaciones de ese alimento. De lo contrario, la boca siempre pedirá más y acabará repitiendo o comiendo sin darse cuenta.

Si nos distraemos con nuestro teléfono celular, redes sociales, televisión u otra actividad, comerás y ni siquiera te darás cuenta de lo que comiste. ¿Alguna vez has probado a comer palomitas de maíz en el cine? Al principio incluso sientes el sabor salado, pero cuando estás involucrado con la película ni siquiera te das cuenta de que estás comiendo y solo notas que se acabó cuando no hay más en el paquete.

En una comida, si estamos distraídos contestando mensajes, la boca se quedará con hambre, con ganas de más comida y es posible que repita sin darse cuenta. No estabas presente en el momento de la comida y esto hace que comas más, sin quererlo realmente. 



Otro punto es tener más atención con la masticación. La digestión comienza en la boca y si trituramos bien los alimentos, esto facilitará el trabajo del estómago, reduciendo las molestias que puede causar o la sensación de pesadez.

Cuando comiences a practicar Mindful Eating y prestes más atención a lo que estás comiendo, sentirás más placer con la comida y disfrutarás de este momento.

¿Alguna vez has oído que la boca tiene hambre?

¿Vamos a practicar? 

¡Deja los cubiertos!

Puedes introducir el resto de cubiertos en las comidas, esto te ayudará a ir más despacio y a llevar la atención a la boca mientras masticas. Aprovechas este momento para estar solo presente en la boca, cuando termines de tragar tomas nuevamente los cubiertos y preparas el siguiente tenedor, con eso estarás en el momento presente. También puedes hacerlo con un bocadillo o una fruta que comes con la mano, ¡practicando un bocado a la vez!



¡Buen provecho!

Referencia: BAYS, JC Mindful Eating. Shambala, 2009.

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