El 15 de marzo fue el Día del Consumidor y es muy común escuchar: “el cliente siempre tiene la razón”; y durante la mayor parte de mi vida (hasta hace poco), esta fue la “verdad” que me rigió como consumidor y fue desde este pedestal que me relacioné con muchos proveedores.
Gracias al autoconocimiento, la observación y muchos contratiempos, llegué a comprender que esta relación no es simplemente “yo pago, ¡quiero absolutamente todo lo que tienes y no tienes para ofrecer!”.
Si hay algo de cierto en la afirmación de que “el cliente siempre tiene la razón” es que se trata de una creencia limitante del inconsciente colectivo creada en la década de 1900 por un empresario de una tienda por departamentos, que culminó en empleados improductivos por satisfacer a todos los pedidos de clientes casi consentidos y una generación de consumidores que creen que sus proveedores deben sangrar para satisfacer todos sus pedidos.
¡La relación comercial es un intercambio! Una persona/empresa resuelve un problema y el cliente/consumidor lo paga.
Hay un equilibrio en este intercambio.
Desde la perspectiva del cliente, ¿puedes reconocer cuándo te están atendiendo bien? ¿Sabes cómo agradecer un buen servicio? ¿Recomiendas las empresas/profesionales en los que confías? ¿Busca tener una relación de igualdad, sociedad, ganar/ganar y equilibrio con sus proveedores? Si no, sepa que es un buen momento para repensar. El Universo siempre nos ha cobrado por el equilibrio y el equilibrio de cualquier relación comercial ocurre cuando todas las partes han sido honradas.
Desde una perspectiva profesional/de empresa, ¿sabe cómo tratar con su cliente? ¿Sabes cobrar por tu trabajo? Algunas personas sienten que el cliente les “hace un favor” al comprarles y quizás el origen sea esta creencia limitante de que todo lo que el cliente dice o pide es la verdad absoluta.
Si tienes esa creencia de que “el cliente siempre tiene la razón” y quieres emprender, seguramente tendrás dificultades para demostrar tus límites comerciales a tus clientes y siempre estarás cediendo y enfrentando los mismos problemas por los mismos clientes; o ya eres emprendedor y tal vez esto ya esté pasando en tu vida!
¡Aclaremos esa creencia limitante ahora!
Abrazos,
Gabi Masó
