Empezar de nuevo... ¡Día tras día es un nuevo comienzo!

    ¡Hola, queridos lectores!

    Soy psicoanalista y analista clínico, y en mi experiencia profesional he seguido a varios pacientes. El siguiente texto es el testimonio de una paciente que libre y espontáneamente dejó su testimonio con la intención de ayudar a otras personas a encontrar su camino en la vida. Por una cuestión de ética profesional, no identifiqué al paciente, pero estoy seguro de que esta declaración ayudará a muchas personas.

    El texto sigue...

    Para comenzar este texto sobre las pérdidas, pero sobre todo, sobre cómo aprender a vivir con ellas, quiero recalcar que los momentos difíciles pueden darse por diferentes motivos, el común es la forma en que percibes que necesitas ayuda. Lo común es mirarte a ti mismo.



    Momento de reflexionar sobre otro año de cambios, de ciclos que se cierran y de noticias que pasaron tan rápido, aunque ni me di cuenta. Y reflexionar sobre todas las etapas de mí mismo en este proceso. Proceso intenso hasta ahora… De revueltas, de búsquedas, de rescate, de miedo, de fe, de encuentros y de aprendizaje.

    Empezar de nuevo... ¡Día tras día es un nuevo comienzo!Una muerte súbita lo vuelve todo muy cruel, sobre todo cuando no hay conformismo. Exactamente 42 días después de una pérdida significativa, dolorosa y cruel en mi vida, llegó la terapia. Y llegó, porque supe, dentro de lo poco que razoné en ese momento, cuánto necesitaba ayuda. Difícil de aceptar, difícil de caminar solo.

    Aprendí en este proceso que la gente ya no te escucha después de un tiempo, que lo que te sangra por dentro no es el sentir del otro, también aprendí a no culpar a nadie por eso. La caridad y la lástima duran mientras sientas lástima y lástima por el período que estás pasando, o incluso por la tragedia que te conmociona en este momento. Y además… Como por arte de magia, creen que estarás bien, yendo a discotecas y buscando otro chico para reemplazarte.



    Muchos creen que el dolor o la pérdida de un amor pasa con otro, como si fuera un remedio inmediato, pero no es así. Así aprendí a contener mis palabras habladas… Nunca escritas… Y sentí el dolor en mi alma, el dolor en todo su proceso abrumador de extrañar al otro.

    Se permitía hablar los viernes de cada semana, cuando me encontraba con mi terapeuta… ¡Pobrecita! Nunca me imaginé contando y exponiendo tanto de mi vida, llorando, sin sentir vergüenza por ello. Empecé a ver todo de otra manera, a ver significados, pero todo esto en un proceso muy lento, donde caminaba dejándolo sentir… ya me explico… Dejar sentir es permitirte hacer todo lo que quieres. Así que grité, lloré, maldije, fui estúpido, grosero, luché con el mundo y el universo. ¡Nuestra Señora lo sabe! Finalmente, dejarse sentir te hace vivir el momento de tu dolor más íntimo y profundo sin enmascararlo, en este caso es vivir el duelo. Te hace fortalecer tu fe, ya que, en una situación así, ya no sabes en qué crees… O dejas de creer. Lucha con tus protectores y pregúntale al mismo Dios, que siempre te ha cuidado, el por qué de todo, sin entender absolutamente nada de la vida.

    Dejar sentir es respetarse, darse derecho al tiempo, a la reflexión, a la comprensión, quizás. Un detalle importante es: nada funciona sin la terapia, que acompaña los días, horas y segundos de todo este huracán de sentimientos codo con codo. Porque vives la semana y ahí te derrumbas, te arreglas y vuelves a organizar todo ahí, en el sofá… Poco a poco te levantas ahí arriba, y tienes que creer cuando empieza a notarse la mejoría.

    Confío y sigo estrictamente mis directrices. Muchas veces, cuando llegaban las recaídas, llamo así a los momentos en que me sentía triste, quería desaparecer, estar en un lugar alejado de todo lo que me recordaba a la tristeza, pero aprendí que el dolor me acompañaba donde quiera que fuera. Si es así, ella me acompañaría. El dolor está en el alma, así que la curación debe estar en el alma. No existe una fórmula para dejarte ir sin cuidarte.



    Aprendí a equilibrar estos momentos con cuidado de no desanimarme y tirarme en una cama sin ganas de hacer nada, sin perspectiva. La terapia fue y es, sí, mi ayuda, mi fuerza que renace en cada etapa, mi consuelo, responsable de todo lo que se consolida en mi ser, de cada búsqueda que siento regresar poco a poco, de todos los proyectos que, en medio de todo esto concluí… Y nació la esperanza para mi futuro.

    Escucho a mi terapeuta, hace toda la diferencia, y confío… Me hace consciente de mi necesidad de mejorar y vivir. Porque cuando tienes un malestar, un momento difícil, sobrevives... Y con la terapia empiezas a vivir cada segundo aprendiendo a conocerte mejor, a afrontar determinadas situaciones y a quererte.

    Todavía tengo muchos obstáculos que superar, pero nunca sin recordar cada recomendación. Sigo caminando, sigo extrañando a mi queridísima, pero hoy me cuido. Es como luchar contra tus propios miedos y desafíos, dispuesto a aprender.

    A Dios, toda mi gratitud por todas las oportunidades de vivir este año y siempre, por el cuidado, el regazo y el amor. A Nuestra Señora, todo mi honor por sentirme su hija protegida, por este vínculo tan especial que me conmueve. Y por nunca darme por vencido: la fe nos enseña a caminar y puedo decir que cosas increíbles sucedieron en este período, respuestas y bendiciones recibidas, todo con un bagaje de pruebas que solo yo puedo entender… ¡Dios explica!

    Y hablando de agradecimiento, se extiende a mi terapeuta, porque necesitas que sea un profesional competente y humano. ¡El mío es! Uno de esos regalos que recibí de Dios. De eso depende la empatía y la confianza, elementos fundamentales para que la terapia suceda y haga que todo parezca más ligero, y realmente todo se transforme. Fue una de las mejores decisiones de mi vida y se la recomiendo a cualquiera.



    Y para finalizar este texto... Decir que lo que nos hace mejores seres humanos no son las dificultades ni los logros, es simplemente el hecho de mirarte a ti mismo, conocerte profundamente, pero también darte cuenta de lo que pasa de tu lado, tener sueños y perder tu sueños miedos Lo que nos hace mejores es ser felices.

    Añade un comentario de Empezar de nuevo... ¡Día tras día es un nuevo comienzo!
    ¡Comentario enviado con éxito! Lo revisaremos en las próximas horas.

    End of content

    No more pages to load