¿Cómo sientes las horas de tu día? ¿Pasan en un abrir y cerrar de ojos?
Porque muchas veces siento que… Es como si no pudiera organizarme para que se cumplan todas las actividades del día.
Y, para colmo, a lo largo del día viene ese bendito de la culpa.
Culpa por no poder encargarme de todo, culpa por perder la paciencia con la gente, culpa por no cuidarme más, culpa por no estar con la familia, y así sigue la lista.
La carga de la vida moderna termina siendo demasiado grande y pesada. ¡Queremos todo, queremos vivir intensamente, queremos éxito, queremos logros y queremos YA!
Has pensado sobre eso? ¿Alguna vez has pensado en la velocidad y la intensidad con la que quieres hacer las cosas? Estamos en un período en el que tenemos un nuevo cambio de temporada.
¿Qué es posible percibir? La naturaleza tiene su tiempo.
Por mucho que quieras que la floración ocurra en julio, no ocurrirá en julio, ocurrirá en su tiempo. Las hojas cambian de color, algunas piezas se secan y hay que quitarlas, etc.
Cuando la temperatura, la humedad, la luz y todos los demás elementos sean los adecuados para ello, aparecerán las flores.
Toda nuestra vida está hecha de ciclos.
Una vez leí una frase de un poeta que siempre llevo conmigo: “Aprendí desde la primavera a cortarme para poder hacerme completo”.
Observa, comprende y respeta tus ciclos…
Respeta las señales de tu cuerpo, respeta que hay momentos en los que debemos cambiar, en los que debemos decir que no, en los que simplemente debemos esperar.
No llegas ni temprano ni tarde, ¡llegas a tiempo!
