Belleza en todos los tamaños

¿Por qué tendemos a ver nuestros “defectos” más fácilmente que nuestras fortalezas? Esto sucede debido a las normas sociales y todas las demandas a las que nos sometemos, a veces incluso inconscientemente.

La apariencia rige nuestro día a día y el perfeccionismo, la búsqueda del cuerpo perfecto lo acompaña de muchas maneras. Los medios imponen, a lo largo del tiempo, distintos tipos de cuerpos expuestos como meta a alcanzar, como prototipo de lo bello. No solo los medios de comunicación respaldan estos mitos, sino el consumo, las tiendas que crean ropa con formatos acordes a tales medidas, las revistas y comerciales que solo trabajan con modelos de este tipo, e incluso los looks y juicios en la calle para quienes son fuera de lo que se impuso como “derecho”.



cada uno cada uno

El gran problema de todo esto radica en que todos somos diferentes, cada uno con sus propios gustos, preferencias, estilos de vida y por lo tanto es imposible crear un estándar común para que todos sean iguales físicamente y mucho menos psicológicamente.

Cada uno de nosotros tiene una historia y es tan irracional como imposible pretender que la vida de todos sea igual, perdiendo la esencia de la originalidad y las diferencias naturales que conforman una sociedad y una vida de grupo.

concepto de belleza

Además, el concepto de belleza acompaña tales variaciones. Lo que consideramos hermoso, feo, aburrido, agradable, agradable o no, y todas nuestras otras opiniones son el resultado de la unión entre nuestra personalidad y nuestras experiencias. Ahora bien, como cada personalidad y experiencia es diferente para cada ser, es imposible que la opinión se vuelva igualitaria para todos.

Belleza en todos los tamañosAl hablar del concepto de belleza, ya se ha modificado mucho dentro de este formato de imposiciones. Hubo un tiempo en que los estándares de belleza eran las chicas gorditas, ahora, los hombres musculosos y las mujeres flacas son hermosas. Sin embargo, ¿hasta qué punto hablamos de belleza, de salud o de la simple superficialidad de las apariencias?



La existencia de esta constante exposición y contacto con las medidas perfectas trae, inconscientemente, una desvalorización de uno mismo, por no estar dentro de lo que se considera bello. Sin darnos cuenta, incrustamos tales ideas en nuestro subconsciente, como pretenden los medios y el mercado, y empezamos a devaluarnos hasta el punto de mermar nuestra autoestima y provocar esa extraña sensación de insatisfacción constante, de mirarnos al espejo y siempre pensando que algo anda mal, que anda mal, que esa gordita no debe estar ahí, que la nariz es muy grande, el pelo no brilla como el de la publicidad, la barriga no está definida como la de la revista ...

El camino de dicha felicidad

Impregnados de ideas tan vendidas, muchas personas comienzan a cambiar su forma de vida para poder satisfacer las demandas de la sociedad. Podemos citar algunos casos en los que tal cambio es beneficioso, por ejemplo: Alguien que no ha comido bien durante mucho tiempo, tiene una vida sedentaria y poco saludable, comienza a cambiar su forma de pensar y tomar iniciativas para obtener un estilo de vida mejor influenciado. .por la visualización constante de patrones más delgados y saludables. Sin embargo, no es tan simple.

El gran problema radica en la forma en que esta influencia actúa en la vida de las personas, no tanto como un incentivo o un beneficio, sino mucho más como una exigencia, una carga, un sufrimiento.

Para encajar y ser bien aceptados, muchos de nosotros ignoramos los medios para este fin y comenzamos a actuar inconscientemente generando otros problemas importantes como depresión, trastornos alimentarios, comer en exceso, estrés y otras enfermedades y trastornos.

la locura

Los caminos más habituales son las dietas locas, de todo tipo: Luna, Sol, sopa, detox, redux, paleo, etc.; cirugías de todo tipo: reducción, liposucción, “sácalo, ponlo ahí…”; tratamientos estéticos: masaje reductor, relajación, drenaje, etc.; entrenamiento exagerado o ingesta de complementos alimenticios y/o sustitutivos alimentarios sin límites.



Hay tantas opciones y con ellas, todos los peligros. La preocupación por el cuerpo perfecto y la duda se han vuelto más importantes que el bienestar y la salud en sí.

Es sumamente importante que las personas conozcan su cuerpo para que puedan orientar cambios conscientes y efectivos en su modo de vida, cuando sea necesario. No para cumplir con los estándares de belleza, sino para ser más saludables y felices, independientemente de lo que piensen los demás.

La elección correcta

El primer paso para cuidarte inteligentemente es liberar tu mente de las imposiciones antes mencionadas. Recuerda siempre tu originalidad y belleza, todos tenemos algo especial y bueno que valorar y esta actitud debe empezar por nosotros mismos.

No se deje engañar por lo que dice el sentido común. Ten tu propia opinión y confianza en ti mismo, valora tus habilidades y cualidades, explorándolas de la mejor manera posible. Por lo tanto, tendrás más disposición y sabiduría para iniciar los cambios necesarios sin cometer locuras y hacerte daño.


Anteponer la salud a la vanidad. Sé más independiente para lograr lo que quieres, ser feliz. No es necesario sufrir. Un buen profesional puede darte pautas que faciliten cambios en los hábitos alimenticios y de ejercicio físico, por ejemplo.

Sin ceñirse a objetivos comunes, sus objetivos son ciertamente mucho más realistas y satisfactorios. No importa si su maniquí es 34, 36, 38 o 40, una rutina sin dolor y una salud constante son mucho más valiosas que eso.
  • Escrito por Julia Zayas de Team Me Without Borders.
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