¿Un niño trabaja? ¿Cómo tratar con niños pequeños?

¿Un niño trabaja? ¿Cómo tratar con niños pequeños?
¿Quién no tiene dudas sobre cómo cuidar a los niños pequeños? Es un trabajo delicioso, pero grande y desafiante. Comencemos hablando de niños muy pequeños y, como el tema es largo, por ahora nos centraremos en el desarrollo emocional de los niños menores de 3 años.

El niño al nacer no tiene idea de la "I" (Ver el artículo “Los niños que duermen con sus padres: la cama caliente y peligrosa de mamá”). No entiende el mundo de la misma manera que los adultos o los niños mayores; no entiende la diferencia entre humanos y objetos. Es a través del contacto afectivo con el otro, generalmente con la madre, que el bebé empieza a conocer el mundo, las personas, y se da cuenta de que él y la madre no son uno. Tan pronto como el bebé nace, comienza a desarrollar su lenguaje. ¡Sí, incluso los bebés tan pequeños ya tienen lenguaje! ¿Quién no ha visto nunca a una madre cambiando los pañales de su bebé? Ella habla con él todo el tiempo. Y no sólo eso, ella le da sentido a cualquier movimiento que él hace, imita su expresión, habla más lento y más agudo, como si quisiera facilitarle el hablar a ese pequeño ser.. Algunos dicen que esto es ridículo, pero no lo es. Esto es fundamental, porque en este juego uno imita al otro y se empieza a construir el lenguaje. Recuerdo una vez que estaba entrevistando a la madre de un niño con retraso en el lenguaje, y ella dijo que había visto a una mujer en el baño hablando mucho al bebé cuando lo cambiaba. Y ella pensó que era raro, porque el bebé no la entendería, y me preguntó: “¿Debería haber hecho lo mismo cuando mi hijo era pequeño? Yo no sabia de eso". Esta relación tan íntima entre la madre, o quien haga el papel de cuidadora, y el bebé no se puede enseñar; es una consecuencia de lo que ya experimentó la propia madre cuando era bebé.





Así como el lenguaje comienza a desarrollarse al nacer, también lo hace la formación de la sexualidad en los humanos. El bebé siente placer y satisfacción en todo lo relacionado con la boca: Chupar es muy placentero no sólo por saciar el hambre, sino por el contacto con el pecho de la madre, por el calor, por la delicadeza del gesto. Todo lo que el bebé se lleva a la boca, además de ser placentero, es también una forma de que conozca el mundo. En Psicoanálisis, llamamos a este período la fase oral.

En esta etapa es importante saber manejar cuánto le puedo ofrecer al bebé.

Necesita cariño, calor, mecerse, contacto físico, cariño, pero también necesita límites. El bebé necesita la oportunidad de explorar su fase oral, pero en la medida adecuada; en esta etapa, tanto el exceso como la falta pueden crear una fijación cuando este individuo es adulto (el adulto que siempre tiene algo en la boca, “fijo” en la búsqueda del placer oral). Veo mujeres que dejan mamar a su bebé como un chupete todo el día. No pueden hacer sus tareas porque tienen que tener al pequeño pegado a ellos. También he visto lo contrario: madres que no permiten que alguien saque al bebé de la cuna, excepto para darle de comer, para no crear dependencia en el regazo. El camino del medio requiere consideración. La primera dificultad para establecer límites radica en la propia resistencia de los padres.

Por eso, poner límites con amor es fundamental. Mirad que el bebé, cuando nazca, sea puro deseo. Si no está satisfecho con sus deseos, llora. Todavía no tiene el “yo” formado para evaluar la situación, ni una censura interna que le diga lo que debe o no debe hacer (censura interna es lo que popularmente se llama “conciencia interna”, aunque esta definición no sea adecuada) . Es principalmente a través de las acciones de los padres, que lo regañan o lo alaban, que lo permiten o no, que el bebé comienza a formar una censura.



Si lo pensamos como algo malo, que limita, que ataca, claro que no lo querremos, pero si pensamos que sin límites, cada uno hace lo que quiere, sin medir consecuencias, sin pensar en el sufrimiento de los otro e incluso el de sí mismo, vemos que es necesario. Entonces, ¿qué tipo de censura puedo ofrecerle a mi hijo? Nuevamente vamos al camino del medio. En el caso del bebé, la mejor censura es la que le permite experimentar tanto el placer como el displacer, el tener y el faltar. Necesita experimentar el tiempo de amamantar y el tiempo de no amamantar; en este momento (de “no tener”), puede vivir jugando, escuchar cantar a mamá oa papá, o hasta llorar un poco; también puede cambiar el enfoque de su deseo (por ejemplo, descubrir el pie, etc.). Hay muchas posibilidades más allá de la reprimenda grosera y el permiso total. También vale la pena reflexionar sobre la censura que hemos heredado de nuestros padres. A veces recibimos una censura demasiado estricta, o un reproche demasiado débil; y queremos mantener el mismo estándar por la razón que sea (tradición, ignorancia, etc.), aún a costa de mucho sufrimiento. A veces recibimos una censura estricta y queremos hacer lo contrario con nuestros hijos, permitiéndolo todo. El camino del medio consiste en conocerse para transmitir una censura educativa, aunque sea la primera vez que alguien de nuestra familia lo hace.

Como aún quedan puntos muy importantes por decir sobre este período del niño, en el próximo artículo hablaremos un poco más sobre este tema.



Paz y Bien.

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