El estándar de belleza de las redes sociales

No es nuevo que las personas se preocupen por lograr un estándar de belleza idealizado por la mayoría de las personas. Dado que el mundo sigue a diferentes actrices, modelos y celebridades destacándose, tenemos un cierto estándar de belleza idealizado.

Es normal que las personas quieran ser aceptadas y quieran conectarse con otras personas, sintiéndose parte de un grupo o algo más grande que ellos mismos. Lo que es importante notar en esta situación es la forma en que la persona está tratando de ser aceptada o destacarse entre otras personas.



Las personas que tienen problemas de autoestima y confianza en sí mismos, cuando están dominadas por los miedos o la necesidad, son más propensas a dejarse llevar por la idea de que la apariencia de una persona está relacionada con sus valores o cualidades. En estas condiciones, la búsqueda de una imagen ideal puede convertirse en el centro de la vida de una persona.

El trabajo es sólo un medio de conseguir dinero para llevar a cabo las transformaciones deseadas. Amigos, familiares y personas cercanas que no valoran esta búsqueda de la imagen ideal acaban siendo ignoradas. Las conexiones que se formen con la persona que busca alcanzar un estándar ideal de belleza serán personas con pensamientos afines o profesionales que hagan posible lo que desea.

Cuando toda una vida se estructura sobre valores frágiles y superficiales, acaba apareciendo el sufrimiento. La ilusión de que lograr y mantener cierta imagen te hará feliz de alguna manera no dura mucho.

Las redes sociales como escaparate

Cada vez más extendidas, las redes sociales virtuales son como escaparates que exponen imágenes de personas sin valorar necesariamente la naturalidad. Fotos alteradas con retoques y modificaciones que llegan a caracterizar mal a la persona están por todas partes. Son personas que en internet parecen algo, pero en persona son muy diferentes.



No es difícil perderse en los límites de lo que es saludable y lo que puede dañar a una persona. La vida y el comportamiento expuesto en las redes sociales por personas que tienen muchos seguidores, como los influencers digitales, se convierten en la meta de muchas personas que perciben ese estilo de vida como el reflejo de una vida feliz.

El estándar de belleza de las redes sociales
Vinicius Wiesehofer / Pexels

Ese estilo de vida no siempre es real o viable para la mayoría de las personas. Al intentar conseguir lo que no se tiene, al intentar ser lo que no se tiene, al buscar una imagen que no es real, las personas crean conflictos con quienes no contribuyen a esa búsqueda y dejan de lado la equilibrio, que es la base del bien.-ser.

No hay problema con las redes sociales en sí, porque son el medio en el que se dan situaciones conflictivas. Incluso se convierten en una solución cuando fomentan la búsqueda de la mejora de la autoestima y el desarrollo del autoconocimiento y el bienestar, por ejemplo.

Manténgase alerta

Las personas que siempre intentan ocultar su apariencia, evitan el contacto social, siempre examinan su apariencia frente al espejo y, a menudo, se quejan de su apariencia, pueden estar en un estado patológico. La dismorfia es una enfermedad mental en la que el individuo tiene una idea obsesiva de que algo en su apariencia tiene un defecto grave.

La presencia de temblores, cansancio constante, irritabilidad, dificultad para concentrarse, sobresaltos e inhibición son algunos de los síntomas de esta enfermedad. Las personas que padecen esta patología, al mirarse al espejo, tienen una visión distorsionada de sí mismas, lo que desencadena una enorme necesidad de corregir lo que se percibe como un problema.


Es una situación que representa un gran desequilibrio en la percepción de la persona en relación a su aceptación y el valor que tiene la imagen para una vida sana y feliz. Ya sea que experimente un estado patológico de autopercepción o enfoque su vida para ajustarse a ciertos estándares de belleza, aquellos que están restringidos al mundo de las apariencias están en desarmonía consigo mismos.


El estándar de belleza de las redes sociales
Pixabay / Pexels

La búsqueda del equilibrio

Está bien cuidar tu imagen y sentirte bien con cómo te ves cuando te miras en el espejo. Sentirse bien consigo mismo, con sus diferencias y similitudes, es señal de una autoestima equilibrada. El problema comienza cuando la preocupación por la imagen interfiere en otros ámbitos de la vida y pasa a asumir el papel de protagonista.

En la búsqueda del equilibrio, en el que se logra el bienestar, lo ideal es buscar el autoconocimiento. Comprenderte a ti mismo y al mundo en el que te encuentras te dará una nueva visión de la vida y de las posibilidades que están disponibles para ti. Llegas a conocerte mejor y comprender tus habilidades, tu potencial y lo que realmente te gusta y lo que marca la diferencia en tu vida.


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Cultivar una alta autoestima también es beneficioso y te ayuda a darte cuenta de que tienes muchas cualidades. A medida que te das cuenta de que la imagen puede no ser tan importante, surgen otras prioridades, como la búsqueda de la realización personal en la conquista de una vida que tenga sentido y sea buena para ti.


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