En el último mes del año es inevitable parar y hacer balance de todo lo acontecido, si hemos cumplido las metas y objetivos marcados en los primeros meses. Y muchas veces, esta retrospectiva personal va acompañada de culpa, de arrepentimiento, por no haber hecho todo lo que querÃa o debÃa. Pero, ¿elogiamos lo que hicimos y continuamos haciéndolo bien?
En mi opinión, cualquiera que piense que la vida se compone solo de grandes obras está equivocado. Una cabra montés, cuando llega a la cima de la montaña más alta, no sabe que está ahÃ, porque todo el tiempo estuvo enfocada en los pasos y no en la meta. La cumbre es entonces sólo consecuencia de un andar, que se puede vivir a la ligera si hay presencia.
Y con nosotros pasa lo mismo. Los logros diarios, como poder lidiar con algunas emociones, empezar a cuidar la alimentación, tomar un rumbo que siempre quisiste, son pasos que se deben elogiar, porque lo que pase después será un simple resultado de un paseo.
Asà que antes de volver a caer en la trampa de empezar a lamentar los resultados que fueron insuficientes para mostrar a los demás en el último mes del año, podemos pensar en valorar todo lo que logramos cada dÃa del año cuando reÃmos, lloramos, caemos, levantarse. Y en lugar de comenzar el próximo año con una lista de deseos gigante, comencemos con una sola actitud: apoyarnos a nosotros mismos. Después de todo, ningún deseo puede cumplirse si nos saboteamos y nos devaluamos.
También te puede interesar
- Aprende a romper los patrones que nos aprisionan a diario
- Descubre el poder de tu autoestima en tu vida
- Encuentra el coraje para romper los estándares de la sociedad.
No necesitamos ser completamente nuevos cada año, ya que somos una eterna continuidad, asà como el año siguiente sólo existe porque tuvo uno anterior. Que sigamos nuestro camino abrazando nuestra propia historia y con ello ganar el mayor de los regalos para un inicio, medio y fin de año. El elogio mismo.