¿Quién no ha fallado nunca en una relación? ¿Quién nunca sobreestimó sus propias opiniones? Es muy común dejar de prestar atención en una relación, dejar pasar algunas cosas que pueden lastimar a la pareja.
Cuando esta relación llega a su fin, se notan los errores. ¿Cómo volver ahora? Si estás pasando por una situación como esta, necesitas tener una prioridad: el ejercicio del perdón.
Surgirán sentimientos de culpa, arrepentimiento y tristeza, pero necesitas aprender a conocerte a ti mismo para comprender el núcleo de tus errores. ¡Y al final perdónate a ti mismo!
Reconoce tus errores
Darte cuenta de cuáles fueron tus errores y asumir la responsabilidad por ellos es el primer paso en el camino hacia el perdón a ti mismo. Date cuenta de los momentos en que tomaste malas decisiones y cómo toda tu vida tomó un camino equivocado después de eso.
Después de eso, reflexiona sobre lo que podrías haber hecho de manera diferente, cuál hubiera sido la decisión más sabia que pudieras tomar.
En lugar de culpar a alguien más o jugar a la víctima, acepte la responsabilidad de las áreas de su vida en las que ha cometido errores, ya sean pequeños o grandes.
Honra tus sentimientos (todos ellos)
¿Cómo te sientes acerca de las situaciones que has estado viviendo? Reconocer y aceptar los sentimientos de culpa, ira, tristeza que surgirán en este proceso es primordial. Permítete sentir estas emociones de todo corazón e identifícate con ellas.
¿Qué tal si hablas con tu pareja sobre estos sentimientos? Expresarte puede ayudarte en el proceso de aceptación y perdón. ¿Y por qué no hablar contigo mismo? Escribe una carta dirigida a ti, o un diario, pero sé completamente sincero.
A partir de hoy, trata de ser consciente de lo que sientes para que puedas comprender cada situación.
se compasivo contigo mismo
Durante tu vida has adquirido comportamientos y características que se relacionan con el entorno en el que viviste. Por ejemplo, ciertamente llevas muchos hábitos heredados de tus padres. Y a menudo tus acciones provienen de estos condicionamientos, así que no te culpes tanto. Aprende a darte tiempo para relajarte y entender por qué haces lo que haces. Pero la respuesta puede no ser simple ni fácil de digerir. Ten compasión de ti mismo en estos momentos.
Puede que ni siquiera sepas que estabas equivocado, pero ahora es el momento de hacer algo mejor y ser una mejor persona.
Recuerda: estás haciendo lo mejor que puedes
Si supieras cómo hacerlo mejor, sin duda lo estarías haciendo, ¿no? Nadie quiere lastimar a nadie, pero a veces las cosas se salen de control. ¡Mantén la calma! Hay tiempo para todo, incluso para madurar y reconocer que te equivocaste.
Nadie exige tu perfección. La vida solo quiere que seas mejor siendo tú mismo.
Recuerda: tú no eres los errores que cometiste
Sí, te equivocaste, pero tu vida no es un error. Sí, fallaste, pero no eres un fracaso. Es importante diferenciar sus errores y comportamientos de su valor.
¡No eres una mala persona! Simplemente no entendiste el resultado de tu comportamiento.
Separa tus acciones y decisiones pasadas de tu valor como persona
No eres lo que hiciste en tu pasado. A menudo usamos términos para definirnos que solo se relacionan con lo que hemos hecho en el pasado. Basamos toda nuestra identidad en el pasado. Deja de llevar tu pasado como una "bolsa de vergüenza". En cambio, ¿por qué no llevar tus errores como la certeza de una experiencia?
Después de todo, ¿qué son los errores sino la posibilidad de hacerlo bien?
Hoy no eres esa persona que cometió un error. Hoy eres alguien que aprendió de sus errores y creció a partir de ellos.
Si quieres probar algo nuevo, ¿por qué no hoy? No sigas repitiendo en tu mente lo que PODRÍAS haber hecho. ¡No te obsesiones con el "qué pasaría si"!
La mejor manera de honrar tu pasado, con todo lo que tiene, es vivir el presente de la mejor manera posible. ¡Honra tus errores tomando las mejores decisiones hoy!
Cuéntate una NUEVA HISTORIA
Tienes tres opciones: aferrarte a la historia de la víctima y seguir repitiéndola en tu mente. O toma tu culpa y deja que te consuma. O contar una nueva historia.
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¿Por qué no contar una historia en la que aprendiste de tus errores, en la que alimentaste relaciones más sólidas con la complicidad? Esta podría ser tu historia. ¡Tienes que permitirte!
¡Convierte tus errores en una historia de motivación, aprendizaje, amor y sobre todo PERDÓN!
