Ver las aguas del lago

El término Universo, que se refiere a todas las cosas existentes, en todas las dimensiones y densidades de la materia, en el tiempo y el espacio, se explica por sí mismo en cuanto a su significado. Universo es el lado del Uno, es el lado de la UNIDAD; es el plano de la multiplicidad, que se origina en la UNIDAD, en DIOS. En este texto hablaremos de UNIDAD y multiplicidad. Sin embargo, el lenguaje utilizado para la comunicación convencional solo es apropiado para representar cosas o ideas en el plano de la multiplicidad. Así, como recurso didáctico, para distinguir términos utilizados en el contexto de la multiplicidad de los mismos términos utilizados en el contexto de la UNIDAD, los expreso en MAYÚSCULAS o minúsculas, ya que se refieren a la UNIDAD o a la multiplicidad, respectivamente. .



Aguas Eternas

En el centro de la ciudad existe un lago de aguas eternas e inagotables nunca visto por los habitantes y al cual nadie tiene acceso, ya que se encuentra rodeado por un alto muro que lo rodea en su totalidad. Del centro del lago parten miles de cañerías – por las que discurre el agua – que llegan hasta la pared, distribuyéndose a su alrededor, vaciándola y conectando, cada una, a un grifo instalado al otro lado de la pared, desde donde cada aldeano sorbe el agua misteriosa proveniente de una fuente única, que los mantiene vivos. Sin embargo, nadie conoce el origen del agua ni está muy interesado en saberlo. Pero todos reclaman la propiedad exclusiva del agua de su grifo, y están dispuestos a matar y morir por ella.

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Todos los vecinos se conocen y, en su individualidad, están constantemente molestos por las diferencias en la forma de pensar y actuar de los demás, cada uno con sus propias opiniones sobre el origen del agua y sus apegos a ella por temor a que un día llegará a extrañar. La falta de armonía personal entre los habitantes y la expectativa del día de la gran sequía generan constantes discordias y disputas entre la gente de la ciudad.



Lo que ningún vecino sabe es que todos beben de la misma agua que les da vida y que su manantial brota infinita y eternamente. No pueden mirar a través de la pared.

Un día llegan hombres con gigantescas máquinas a la ciudad y destruyen el muro que impedía a sus habitantes ver el lago. Entonces, con gran sorpresa, los ciudadanos descubren que tienen en común la fuente de la vida misma, pues cada existencia individual se sustenta en la misma esencia eterna e infinita de la vida, común a todos.

A partir de ese momento, la energía de la ciudad se transforma por completo, al fin y al cabo todos son hermanos, hijos de la fuente madre común que los nutre sin pedir nada a cambio. Desde entonces se instauran sentimientos de fraternidad, generosidad y compasión, derivados del AMOR que ahora trasciende todas las diferencias que puedan existir en la precaria e ilusoria individualidad de cada uno.

Yo, tú, él, nosotros, ustedes, ellos… Son los pronombres que atribuyen a los seres su condición de entes separados, diferenciados e independientes. Identifican a cada ser o conjunto de seres -nosotros, ustedes, ellos- como manifestaciones orgánicas y psíquicas con características absolutamente individualizadas: cuerpo, sensaciones, emociones, sentimientos y pensamientos. Cada ser es único en cada uno de estos aspectos. No hay dos seres iguales en el mundo. No hay un “yo” igual a “tú” o igual a “él” ni un “nosotros” igual a “tú” o igual a “ellos”.

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Los “pro-nombres” presuponen la existencia de “nombres” y los nombres, a su vez, presuponen la diversidad de características de los seres que pretenden identificar. Hay homónimos, los que tienen el mismo nombre. Pero fue necesario crear un término -homónimo- para declarar la diferenciación entre dos seres que tienen los mismos nombres.


Sorprendentemente, "yo, tú, él, nosotros, tú, ellos" sólo pueden distinguir a los seres humanos hasta el nivel de la personalidad, donde la diferenciación es real. En cuanto a los niveles superiores, los del ESPÍRITU, los pronombres pierden su razón de ser, porque en estos niveles no hay diferenciación, separación ni individualidad. Son los niveles de UNIDAD inmanentes al ser humano, como mellizos en el vientre materno que no se pueden diferenciar en relación a la fuente que los nutre.


En la UNIDAD, por lo tanto, “YO” es igual a “TÚ”, que es igual a “ÉL”, que es igual a “NOSOTROS”, que es igual a “TÚ”, que es igual a “ELLOS”. Así como la mujer embarazada es la misma para todos los mellizos, el lago de la parábola es el mismo para todos los habitantes. Ambos, mujer embarazada y lago, representan el ESPÍRITU “parte” de los gemelos y los citadinos, en contraste con sus personalidades individualizadas.

Los pronombres personales están relacionados con "personas", "personas" y "personalities". No hay forma de usarlos cuando se trata de la ESENCIA DIVINA EN EL SER HUMANO. Ella es la misma en todos los SERES, como las aguas del lago.

Los atributos de la personalidad – cuerpo, mente y emociones – son subproductos individualizados e imperfectos de los atributos de la UNIDAD, distorsionados por las limitaciones de la conciencia, que no ve “a través de la pared”, por lo que comienzan a condicionar el comportamiento humano. Los valores materiales equivocados de la personalidad pasan a excluir los valores sutiles del ESPÍRITU: el ser excluye al SER; el amor excluye el AMOR; la sabiduría excluye a la SABIDURÍA, la verdad excluye a la VERDAD; la vida excluye a la VIDA; el ego excluye al YO Superior; y la religión excluye la ESPIRITUALIDAD.


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“Ser” es el hombre en su dimensión terrenal individualizada: cuerpo y alma, donde reside la dinámica de la fisiología, las sensaciones, las emociones, los sentimientos y los pensamientos.

El “SER” incluye la dimensión DIVINA del hombre. Es SER HUMANIDAD, que, honrando su personalidad individualizada, tiene un solo origen, una sola sustancia y un solo destino.

“Amor” se refiere al amor instintivo terrenal entre madre e hijo, entre parejas o entre amigos. Es el amor egoico, que reclama la posesión y propiedad del ser amado. Es un sentimiento que sólo se satisface cuando es correspondido y cuyos efectos secundarios son los celos, el apego y, muchas veces, el odio.


“AMOR” es el atributo DIVINO del YO Superior al que podemos conectarnos cuando los canales de personalidad que nos vinculan con ÉL están sintonizados y sin obstrucciones. El sentimiento de AMOR y el éxtasis que de él emana son sólo el reflejo de este ATRIBUTO en el cuerpo emocional de la frecuencia vibratoria más alta de nuestra alma. El AMOR, como raíz de este éxtasis, no es un sentimiento, pues no pertenece a la personalidad.

El AMOR en el SER es la expansión del YO – LA DIVINIDAD en nosotros – desde el chakra del corazón, a todo el Universo, como el gran difusor de la Creación, cualquiera que sea su alcance o escala. El AMOR no está dirigido a nada ni a nadie. Él es infinito, omnipresente e incondicional. Es como la luz del Sol, que no puede tener un solo foco y crea vida donde el contexto lo permite. El AMOR sólo se comprenderá cuando seamos MISMOS, cuando nuestra conciencia alcance el nivel de ESPÍRITU.

Dice el ego: ¡Te amo!

Dice el YO: ¡ME ENCANTA!

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¡CRISTO es AMOR!

“Si tienes un amor infinito por mí

Sou feliz que tu me AMAS;

No es que lo quiera solo para mi,

Mas pelo AMOR que tu derramas! ”

“Sabiduría” es la experiencia acumulada al vivir la saga de la existencia. Es la fuente de las enseñanzas de las que beben los más jóvenes, aún confundidos por la oscura realidad de la vida. Los sabios son reconocidos por la magnanimidad de sus consejos y por su filosofía de vida, basada en su propia experiencia y un vasto conocimiento de la trayectoria de tantos otros filósofos.

“SABIDURÍA” es Sabiduría filtrada, dirigida y enriquecida por la intuición y el contacto directo con la MENTE UNIVERSAL. Atributo de la DIVINIDAD – al igual que el AMOR – la SABIDURÍA no da consejos, da ejemplos y expone la VERDAD a quien está preparado para ello. Además, respeta el libre albedrío y el derecho al autoaprendizaje. La SABIDURÍA es la hermana gemela del AMOR. Uno no existe sin el otro. El que no AMA no puede ser SABIO, pues la SABIDURÍA y el AMOR son atributos del ESPÍRITU INDIVISIBLE.

“Verdad” es a lo que nos referimos cuando decimos: “No hay una sola verdad”, “La verdad de todos” o incluso “Lo que es verdad para unos puede no serlo para otros”. Son creencias arraigadas en los seres por paradigmas resultantes de experiencias personales oa las que fueron expuestos por la vida familiar y social a lo largo de la vida. La verdad es la VERDAD relativa al nivel de conciencia de uno.

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La “VERDAD” emana de la infinita SABIDURÍA de Dios. Es el que se busca con intención y compromiso con el desarrollo de la conciencia. ¡Cuanto más se eleva la conciencia, más se transmuta la verdad en VERDAD! Cuando alcances la VERDAD absoluta, serás SABIDURÍA DIVINA, serás DIOS.

¡CRISTO es la VERDAD!

“Vida” es la secuencia de procesos, eventos y experiencias a las que se somete un ser desde que nace hasta que muere. La vida es generosa para algunos y mala para otros, pero todos se aferran a ella por miedo a la muerte. La vida se rige por el instinto de supervivencia, el miedo a la pérdida de cualquier tipo, el separatismo y la competencia que caracterizan la individualidad de la personalidad humana.

“VIDA” es la dinámica de la CREACIÓN. Es el proceso por el cual se produce la Evolución Universal a través de referencias en la multiplicidad de la materia. Es la manifestación de la DIVINIDAD en múltiples formas orgánicas, para el regocijo de cada uno en la interacción con los demás, en expresar el AMOR del CREADOR. La VIDA es eterna, no importa en qué densidad energética o en qué plano existencial vivamos. La VIDA porta el “ADN” del CREADOR en todas sus manifestaciones, pero en el ser humano también este “ADN” está implantado como un fuego esencial rociado en la multiplicidad de chispas de una misma HOGUERA SAGRADA.

¡CRISTO ES VIDA!

"Ego" es el conjunto de los cuerpos inferiores del ser humano: el cuerpo físico, el cuerpo etérico y el cuerpo astral, asiento de la mente, sensaciones, emociones y sentimientos. El Ego es un sistema de energías, en el que todos los cuerpos que lo componen, con funciones específicas y de diferente densidad, interactúan entre sí. Es donde reside la individualidad del ser. El ego es el gran instrumento de supervivencia y socialización de la humanidad.

“YO” es la chispa DIVINA del SER. Es la UNIDAD del CREADOR inmanente en el ser humano. Son los “Atributos de DIOS a cuya imagen y semejanza está hecho el HOMBRE”. Es “lo que está abajo es igual a lo que está arriba”, conceptos expresados ​​por palabras que a menudo se malinterpretan. El YO superior no está individualizado en el hombre. Como el lago de la parábola, el “YO” es el asiento de los atributos del CREADOR: el AMOR, la MENTE y la VOLUNTAD permanentemente presentes dentro del SER Infinito y Eterno, al cual la conciencia puede acceder a través de los canales libres del ego. El ego se expande hacia afuera en las dimensiones materia-tiempo-espacio. El YO se expande al INTERIOR, en las dimensiones del ESPÍRITU-inmaterial-atemporal-infinito.

YO SOY…

“Religión” es la organización de creencias ancestrales por entidades jerárquicas que se apropian de la “Verdad” para hacer de ella un producto, generalmente en forma de dogmas impuestos a los fieles. Ser fiel a una verdad religiosa significa rechazar otras verdades predicadas con igual convicción por otras religiones. Por lo tanto, ninguna verdad religiosa -que pretende ser exclusiva- es única ni puede, por ello, ser “LA VERDAD”.

El Dios de la mayoría de las religiones occidentales está fuera del ser, y se le debe obediencia, devoción y reverencia, bajo pena de martirio eterno. La religión entrega “salvación” a cambio del dominio de la voluntad de sus creyentes. Las instituciones religiosas compiten entre sí (un comportamiento evidente de apego a la multiplicidad) por un número cada vez mayor de creyentes comprometidos.

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“ESPIRITUALIDAD” es la convicción de que cada uno es responsable de su propia evolución espiritual y que la clave para alcanzar la madurez de la conciencia en el Espíritu está en cada ser humano. Es la búsqueda ininterrumpida de superación a través del autoconocimiento, lo que implica el foco permanente de atención en las sensaciones, sentimientos y pensamientos; es el ejercicio continuo de crecer y servir, encaminado a la búsqueda de la VERDAD; es la intención perenne de recordar quién era uno en un tiempo remoto cuando “todavía no se había levantado el muro alrededor del lago”.

Si hubiera conciencia del origen divino UNO, común a todos los seres, los atributos del ego no excluirían, sino que se alimentarían de los Atributos del ESPÍRITU en una danza en la que la conciencia flota libre, en éxtasis, entre la UNIDAD y la la multiplicidad de la materia impregnada por el ESPÍRITU.

LA PAZ!

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