La sexualidad y la mujer moderna

    Cuando se trata de la sexualidad, la idea es desmembrar todo lo que integra al ser femenino, como sus valores más arraigados, su rol en la sociedad, la familia, los amores (el amor propio, el dado y también el recibido por los demás) y todo lo que implica creencias, ideologías, trabajo, etc.

    Es fundamental sopesar en la balanza todos los artificios que utiliza la mujer para llevar una vida vibrante, intensa, relacionándose bien consigo misma y, en consecuencia, con las demás personas que la rodean.



    Mucho más allá del sexo, la sexualidad abarca todos los roles de la mujer, desde su más tierna infancia hasta la actualidad.

    Y todos estos roles que la mujer desempeñaba día a día, en su afán de mantener el equilibrio entre todo y todos, fue, por tanto, dando cada vez más espacio a su poder, ese que nunca dejó de existir, pero que fue borrado a causa de tantos años. décadas de problemas aún más incrustados, que llamamos patriarcado cultural. Predominan los hombres, ganan más, tienen mayores recursos y derechos en todos los niveles socioeconómicos de la sociedad.

    Por eso tuvimos el movimiento feminista contemporáneo en Estados Unidos entre los años 60 y 70 para que, poco a poco, las mujeres conquistaran sus espacios con fuerza y ​​dignidad.

    ¡Nunca habíamos estado tan en la agenda!

    Las maniobras radicales siguen siendo una constante y es necesario que se lleven a cabo, lamentablemente, para que la mujer surja, aparezca y adquiera mayor relevancia en el ámbito social y familiar.

    Sí. ¡Todavía estamos hablando de luchar!

    No es de la noche a la mañana que las cosas cambian, ¿verdad?

    Por mucho que se haya producido la gourmetización del término “feminismo”, siguen apareciendo mujeres que se autodenominan feministas, que visten camisetas que dicen: “Lucha como una niña” y compran los libros de Chimamanda Ngozi Adichie (que son simplemente ma -ra-vi-lho-sos), pero que, dentro de sus casas, siguen siendo sumisas con los hombres, escuchan chistes machistas de amigos y familiares y guardan silencio, temerosos de arruinar la amistad o la relación. De todos modos, lo que quiero decir es: ¿dónde está nuestra verdadera sexualidad? ¿Por quién has estado gritando tus lamentos, tu cansancio, tu duro camino diario para conciliar la vida familiar, laboral, social y aún teniendo que cuidar tu cuerpecito para que el "amore" te encuentre hermosa y maravillosa?

    La sexualidad y la mujer moderna
    Andrea Piacquadio / Pexels

    No es fácil.

    El cargo sigue siendo enorme. Todavía nos desdoblamos en muchos pedazos para poder permitirnos simplemente esta dosis extra fuerte que la sociedad se empeña en hacernos tragar.

    ¿Por qué no aceptamos lo difícil que puede ser cuidar el universo que nos orbita, para poder compartir las tareas con nuestros compañeros, de la manera más digna y correcta, sin estresarnos demasiado, enfermarnos física y mentalmente? mentalmente o viviendo al borde de un ataque de nervios con la frecuencia de quien se cambia de ropa?

    Para todos estos males y dilemas de la mujer moderna, solo hace falta una pequeña dosis diaria de “no”. No, no puedo hacer eso ahora. No, no me vuelvas a hablar así. No lavaré esto o aquello. No, no encontré el más mínimo humor en lo que dijiste. No, no te quiero, porque no te quiero, así de simple. No estoy de humor para el sexo, no estoy de humor para salir hoy, y puede que nunca lo esté, sin que me regañen por ello. ¡No vine, pero quería! Y por ahí va.

    La sexualidad y la mujer moderna
    Anna Shvets / Pexels

    La lista de cosas por hacer es larga para que la mujer moderna se vuelva cada vez más activa con su sexualidad y en su conjunto dentro de su papel real en la sociedad. Es fundamental que el grito no se ahogue, que tus sentimientos siempre sean validados por alguien. Si no son amigos, compañeros o compañeras, que sea a través de la escucha profesional, con terapia conductual. ¡Hay una solución!

    Y sí, cuidar el lado femenino que aúlla en nosotras, en cada una de nosotras, es fundamental para una vida llena de felicidad.

    La energía de lo femenino es tan fuerte y necesaria para todos los seres humanos, sean hombres o mujeres. El lado que acoge, que nutre las emociones y el alma, que protege, sensibiliza, escucha y absorbe los impactos para una mayor conciencia — ¡Hola, soy yo, el femenino que habla!

    Y sin este contacto íntimo con nuestra esencia, es imposible crear una conexión con el mundo de forma sana.

    Las mujeres fértiles necesitan menstruar.

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    Es importante no enmascarar tu limpieza uterina mensual y empezar a verla como un proceso hermoso y natural. Mirar la propia libido con más placer, amor y aceptación por eso, quitando de una vez por todas el miedo detenido ahí, rompiendo ciertas barreras y abriendo espacio al poder de la creación, nuestra mayor potencia como existencia femenina.

    Lo mismo sucede con nuestras sombras, todo lo que traemos en el lado B necesita estar abierto para poder moverlo siempre que sea posible. ¡Solo entonces ocurrirán las transformaciones!

    Sé tú mismo, comprende tu lado salvaje y aprécialo. Ama tu amor, tu sabor, tu olor, tu sudor, tu conexión con tu sagrado femenino y luego abraza tu sexualidad por completo.

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