¿Quién nunca confundió deseo y amor y se confundió si le gustaba la persona o solo quería sexo con ella? Esta es una situación muy común y definir los sentimientos es realmente difícil. Más aún en momentos donde otras emociones están presentes para animarte a entablar una relación. Este dilema, que ya ha sido explorado por artistas y filósofos, ahora gana su espacio también en la ciencia.
Algunos estudios intentan dejar más claro este dilema para quienes viven con la duda en estos casos. Según estudios de la psicóloga estadounidense Judith Orloff, el deseo se centra más en la apariencia de la persona, te apetece tener sexo con ella, pero no te apetece hablar o trasnochar pasando tiempo juntos. El sentimiento es más fantasioso y no entra en los detalles de la realidad. En el caso del amor, el estímulo principal no está ligado al sexo. Sientes que quieres pasar más tiempo con la persona y quieres hablar y conocerla mejor, comprender sus sentimientos y hacerla feliz. Es algo que involucra mucha más emoción que solo el deseo sexual por la persona.
Otros campos de estudio, que miran cómo funciona el cerebro, indican que el deseo y el amor activan diferentes áreas del cerebro de una persona, pero hay un lugar que se activa en ambos casos. Según un estudio de la Universidad de Concordia en Canadá, una parte del cerebro llamada “estriado” se activa en un lugar determinado en ambos casos. Lo que los científicos observan a partir de esto es cómo el deseo puede conducir al amor y viceversa.
Para tener una idea de cómo funciona el cerebro en ambos casos, la parte que se activa cuando estás teniendo deseo sexual por alguien es la misma que se estimula cuando tienes alguna experiencia gratificante, por ejemplo, comer un delicioso dulce o tener una orgasmo. La parte del cerebro que se activa con el amor es la misma parte que se activa con la adicción a las drogas.
Para entender el uso práctico de estos descubrimientos de la ciencia, podemos entender cómo el deseo y el amor pueden usarse para beneficiarse mutuamente. Y muchos son los amores que comenzaron como un deseo sexual y luego se convirtieron en algo más grande. Y, por otro lado, una relación amorosa puede y debe despertar el deseo sexual de ambos. Y así, independientemente de qué parte del cerebro se estimule, la relación debe ser única y placentera.
Escrito por Ricardo Sturk del equipo Eu Sem Fronteiras
