La creencia infiltrada insiste en decir que la maldad del otro no existe, y este es el escenario donde se instalan las más terroríficas historias de secuestro emocional. Desafortunadamente, no todos tienen buenas intenciones y muchos ni siquiera tienen conciencia moral sobre sus propias acciones.
La enfermedad psicológica de nuestra época lleva a pensar que lo importante es la satisfacción personal ilimitada, aunque ésta pueda causar dolor a cualquiera.
Erróneamente, muchos de nosotros vivimos en prisiones donde se abusa de nosotros mismos sin darnos cuenta. Están encerrados en imágenes de perfección, negando aspectos humanos que atañen a la imposición de límites que generan salud emocional entre otras cosas; todo en nombre de creer que tales actitudes no serían socialmente aceptadas. La línea del sentido común consigo mismo está arrasada tanto por más como por menos, hemos perdido la medida y este es el escenario en el que los abusadores de todo tipo hacen su mayor daño.
Somos seres agresivos por excelencia y esta fortaleza es parte de nuestra constitución. Saber decir no, hacer deporte, trabajar y tantas otras acciones que podemos realizar son parte del buen uso de esta poderosa energía. Hay mucha distorsión hoy en día sobre lo que puede significar una supervivencia saludable.
En una parada bucólica, y por qué no decir romántica, la mayoría de las víctimas de relaciones abusivas tienen un carácter bondadoso y solícito que pierde medida cuando se contamina con referencias a la corrección política. Buscan mostrar su amor anticipándose a las necesidades de la pareja afectiva, en la creencia de que cuanto más hagan por el otro, más se dinamizará la pareja igualitaria. Error de lectura. El orgullo de estar haciendo “lo correcto”, de agradar y de estar bien socialmente les hace incapaces de percibir sus propias necesidades. Y el abusador lo sabe, abusando de este sentido común haciendo lo que quiere dentro de la relación.
Uno de los errores iniciales que cometen las víctimas para evitar desacuerdos es la dificultad de decir que no, incluso cuando la situación es muy dañina y las entristece. En el desarrollo de esta trama, sin embargo, guarda silencio porque cualquier opinión contraria puede provocar un sinfín de conflictos y la víctima sólo quiere paz. Con el tiempo, lo que suele pasar como un grito de supervivencia y para que no se produzca un derrumbe mayor, son emociones como la ira y la indignación.
La agresión narcisista es un hecho real, aunque no es física y no es fácilmente visible, puede durar demasiado, cruzar todas las líneas rojas, perjudicando tanto la cognición como la salud general y el juicio de las víctimas.
También te puede interesar:
- ¿Cómo protegerse del abuso de la perversa madre narcisista?
- ¿Quieres algunos consejos contra el abuso emocional?
- violencia en línea
Al volverse lúcido en una relación abusiva, la persona debe reunir fuerzas, buscar ayuda y salir de la situación lo más rápido posible.
¡Cuanto más despierto, mejor!
