Hola amigos, hoy me encontré pensando en la frase “conócete a ti mismo”, me pregunté cuánto de mí mismo conozco y confieso que la respuesta fue difícil.
Conocimos a muchas personas, dejamos atrás a muchas otras y seguimos nuestro camino en busca del sentido de nuestras vidas.
Crecemos, sufrimos, sonreímos. Cometemos errores, levántate y sigue adelante. Muchas veces nos detenemos y tenemos la sensación de que falta algo, que hemos hecho mucho pero ese “agujero” sigue vacío, teniendo la sensación de no estar contentos con la vida que llevamos. Y nos preguntamos qué hicimos mal.
El problema es que salimos al mundo esperando que nos brinde la seguridad y el reconocimiento que necesitamos, y nos frustramos cuando nos damos cuenta de que por mucho que recibamos, nunca estamos satisfechos. Pero, ¿cómo satisfacer un alma que no conocemos? ¿Cómo podemos esperar que la vida tenga sentido si no sabemos qué sentido buscamos en la vida?
¿Qué es lo que realmente te gusta? ¿Qué te hace sentir vivo, útil, feliz y en paz contigo mismo, con los demás y con Dios? ¿Qué tal detenernos un rato con este loco ajetreo de nuestro día y hablar con nuestra alma para conocernos mejor, entendernos, amarnos y finalmente, descubrir el significado?
De nada sirve esperar del otro y de la vida el cumplimiento de deseos que ni siquiera sabes si en el fondo son tuyos. ¿Te conoces a ti mismo? Es muy fácil señalar con el dedo, juzgar, culpar al otro por no actuar como creemos que es correcto. Pero, ¿cómo sabemos si el otro tiene razón o no si ni siquiera nos conocemos?
Te propongo un reto para los próximos días: parar unos minutos al día, ya sea al despertar o al ir a dormir, y hablar con tu alma. Pregúntale qué necesitas para ser feliz, cómo puedes convertirte en una mejor persona, cuál es el sentido de tu vida. Abre tus oídos para entender lo que tiene que decir. No tengas miedo de seguirla.
El autoconocimiento es el paso número 1 en nuestra evolución. Lo que mostramos a los demás está lejos de mostrar lo que realmente somos. Vivimos para las apariencias, hacemos lo que los demás quieren complacer y, a menudo, vivimos de acuerdo con la opinión de los demás. Y así, cada día, nos alejamos de nuestra verdadera esencia, de nuestro verdadero sentido del ser.
Detente y pregúntate:
¿Quién soy yo?
¿Cuáles son mis defectos y mis cualidades?
¿Cuáles son los puntos que necesito mejorar?
¿Cuánto estoy proyectando mis deseos y frustraciones en los demás?
Preguntas como estas nos ayudan a entendernos y conocernos mejor, y solo cuando seamos capaces de escuchar las respuestas de nosotros mismos encontraremos el verdadero significado de nuestra hermosa vida.
Un beso en el corazón de cada uno y hasta la próxima.
