Año nuevo, energía nueva, fe renovada y cálida esperanza, voluntad vivificada. No cabe duda que el inicio de un nuevo año trae consigo expectativas de cambio positivo. Esto es lo que todos desean en lo más profundo de sí mismos.
Incluso los más realistas o incluso los pesimistas, tienen en su interior una semilla de esperanza o de deseo de que los próximos días sean mejores.
Estamos evolucionando y la búsqueda de logros, de proyectos exitosos es parte de la esencia humana. ¿Fracasamos? Sí. Pero el foco en el éxito debe estar siempre presente. Y para eso necesitamos dejar de lado el miedo, la inseguridad y la vergüenza. Dejar los juicios de los demás y los nuestros propios en modo silencioso. Olvida un poco: “¿qué pensarán los demás?”; olvídese, también, “¿les gustará?”; “¿Me aprobarán?”.
Busca el mejor camino en tu corazón, en tu esencia, siempre alineado con los buenos pensamientos y las buenas obras. De hecho, cuando nuestras acciones se basan en el sentido común, la bondad, la benevolencia y el amor, no debemos preocuparnos tanto por la aprobación de los demás. Sí, habrá quien te apoye y también a quien no le guste. También puede haber quienes te critiquen y quienes quieran derribarte. Pero créanme, dejar de hacer algo por culpa de este último grupo, tal vez, es desperdiciar sus sueños, o incluso desperdiciar su propia vida. Entiende que tu vida es aquí y ahora.
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Comienza un nuevo ciclo para recordarte que siempre podemos empezar de nuevo, y sobre todo para recordar que hay que empezar. Inicia o reinicia tu sueño; dar progreso a tus proyectos más especiales; conecta con tu alma, con tu esencia, y honra tu vida como se merece!
¡Que el 2020 sea un 10, un 10, un 10 y un 10 en todas las áreas de tu vida! Créanme, un número así promete... ¡y que llegue el 2020!
