Una persona necesita renovarse, de lo contrario estaría mirando un mundo nuevo con una visión antigua. Ella necesita entender que todo está en constante cambio, por lo que es necesario revisar conceptos (hasta que ya no los necesite), revisar valores y oxigenar la mente con nuevas experiencias. Todo crecimiento, toda expansión de conciencia dependerá de ello: una capacidad de mirar el mundo con amor, aceptación, comprensión y respeto.
Tenían razón los presocráticos, especialmente Heráclito de Éfeso, la fuente de todo es el devenir, pues ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo río; no podemos seguir mirando el presente con los pies anclados en el pasado, porque todas las noticias seguirían siendo tratadas de forma prejuiciosa. Es precisamente cuando aceptamos lo nuevo que se produce el aprendizaje.
Si las empresas que lograron un gran éxito hace 30 años continúan operando de la misma manera, independientemente de los cambios en el mundo, estarán condenadas a la bancarrota. Si quieres educar a tus hijos imponiendo conceptos que ya no se ajustan a las exigencias actuales, serás responsable de los conflictos generacionales.
Comprende, el cambio es parte de la dinámica Universal, todo nace y renace en todo momento, desde las células de nuestro cuerpo hasta los orbes de este espacio infinito. Toda la información externa de cada experiencia vivida será procesada en nuestro mundo interior, todo esto a través de conceptos, certezas, patrones y todo el programa de creencias que existen en nosotros. Las reacciones pueden o no ser problemáticas, dependiendo de la colección emocional y características de cada uno (personaje).
“¡En mi época, nadie se tatuaba!” ¿Quién no ha escuchado algo similar? ¿Qué podemos ver en este tipo de colocación? Estamos simplemente ante alguien incapaz de aceptar las transformaciones sociales. Quiere que se sigan fabricando personas de la misma manera que hace siglos, y eso solo me recuerda la imagen de un perro estúpido persiguiendo autos; corretea ladrando inútilmente hasta que se cansa y acepta que es incapaz de dejar de ser.
Por muy maravillosa que sea la revelación que una persona pueda recibir, si está sellada herméticamente en una visión anticuada y anacrónica de la realidad, será como dar perlas a los cerdos.
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El vino nuevo debe guardarse en un odre nuevo, de lo contrario se derramaría.
Querer que el mundo permanezca inerte, siguiendo el mismo sistema de creencias, guiado por las mismas leyes, sin ningún tipo de renovación es propio de gente conservadora que no se ha dado cuenta de la magnitud de esta locura. El Universo no aprueba esta postura, porque todo está en constante evolución.
El hombre todavía tiene muchos prejuicios contra lo nuevo, por lo que necesitamos el arte. El verdadero artista es aquel que logra plantar nuevas apuestas y establecer nuevas fronteras, aunque tenga que sufrir hostilidades para hacerlo. Los que están 'conmocionados' por esta generación son los mismos que necesitan deconstruir viejas certezas. Todo nuestro proceso de liberación dependerá de esto: deconstruir.
