En este universo, ¿qué implica? ¿Son las bolsas del pasado en las que pensamos? ¿Es el anhelo de un futuro desconocido? Sin equivocarnos, existen cuestiones no resueltas que influyen en nuestro presente, que parecen descontrolarse, perdiendo el sentido de todo, que en realidad debemos tener el control de este engranaje y una buena relación y conducta con el tiempo y la vida. Puedo decir que el presente es el único momento para controlar y organizar todo, hacer las paces con el pasado y poner fin a este anhelo de un futuro desconocido. ¡Reaccionemos!
¡Dilo de buena gana, que el pasado se fue y las bolsas viejas no son tu deseo! Siéntate en el sillón y habla con tu mejor amigo, el "yo", y repasa tu pasado para sanar tus heridas, permitiéndote hacer un contrato de paz contigo mismo. Siempre recordaremos las experiencias negativas, que de nada sirve deshacerse de ellas, reconocerlas y obtenerlas como lecciones de vida es una forma de sobrellevarlas, esto es señal de maduración y enriquecimiento del espíritu. ¡No seas cobarde, anímate! Disfruta de los paisajes en este viaje único y siéntete en paz contigo mismo en este tren de la vida.
¿Y el futuro? El futuro es nuestro "ahora" y lo que hacemos en el ahora es: "No te apresures", ¡porque el mañana está! A partir de ahora, serás creativo tejiendo tu destino sin miedo, porque el futuro requiere de nosotros nuevos caminos y nuevos comienzos. Por eso, el “ahora” es el manual de vida que posibilita aprender cosas nuevas, reconocer nuestras faltas, estar atentos y preparados para enfrentar las situaciones adversas y repentinas de la vida. Enfrentar el pasado no es fácil y mucho menos los miedos que nos asfixian, por lo que es necesario crear equilibrio a través de la trinidad (yo, presente y tiempo), superado alcanzando la resiliencia. Así, como el pasado está contaminado y el futuro de aflicciones, el “ahora” es un “tren” rampante y a punto de descarrilar, en efecto, quien tiene el poder de conducirlo, tiene el poder de dominarlo, detener el tren en un camino y colóquelo en los rieles.
El secreto es: reconciliarte con el pasado, vivir el momento y emprender este viaje en paz, aprovechándolo al máximo y sin complicaciones, porque además de pasajero, ¡también necesitas ser conductor!
