Tu misión es servir

    Mission: compromiso, responsabilidad, incumbencia, obligación, deber. Estos son sinónimos de la palabra misión, pero vamos más allá: tener (ejercer) misiones va más allá del sentido de obligación de algo que se debe cumplir.

    Una misión en realidad no tiene ese peso, no es costosa ni mucho menos ardua. Las misiones se desarrollan casi sin que nos demos cuenta. Pueden ser muy simples en algunos casos, en otros, muy complejos. Lo único que los distingue es nuestro juicio adverso, las etiquetas que creamos para categorizar a las personas y sus acciones.



    Servir va más allá de ser útil. El servicio es amabilidad y colaboración. Ser serviciales, pacientes y corteses son comportamientos que nos hacen sentir vivos y nos permiten contagiar lo que nos queda dentro, pero vivimos rogando a nuestros semejantes: amor. Es haciendo que aprendemos y entendemos nuestros valores, alguien necesita iniciar el movimiento y que recibamos lo que pedimos, ¿Necesitamos “fabricar” esta solicitud nosotros mismos y cómo se hace? ¡Servicio!

    Nos servimos unos a otros de maneras inimaginables. estar con gestos, un texto, un consejo, un oído atento, un chiste que se cuenta, un bocadillo que se comparte, una mirada con presencia, escuchar atentamente a los mayores, ayudar a las personas en alguna tarea, abrirle la puerta a una señora, interesarse por los acontecimientos del día de un niño, pedir permiso para que limpia el piso que pisamos, sonríe más, finge que no sabes algo, da oportunidad a que otros tengan espacio para expresar ideas sobre ese tema que crees que solo tú dominas, deja de imponer verdades, para que la gente pueda razonar como quieren y para sí mismos, alabar sinceramente, reconocer las virtudes de los demás, validar el arte de los artistas, admitir opiniones en nuestros quehaceres (no hay que aceptar consejos, pero al menos escucharlos con atención, es señal de cortesía y respeto), entre innumerables otros…



    Tu misión es servir

    cuando somos capaces de ofrecer al otro lo mejor de nosotros, el premio es nuestro! Y antes de que empieces a cuestionarte por qué deberías siquiera considerar ser un servidor, recuerda a todas las personas que te tratan bien y a las que desprecias, cuántos "buenos días" no respondiste...

    Continuando… Tenemos personas en nuestra vida diaria y no sabemos o ni siquiera estamos dispuestos a servirles. Hay todo tipo de carencias en este mundo, muchas veces en nuestras misiones diarias, gestos sumamente simples pueden transmutar situaciones hostiles en acogedoras.

    Por ejemplo: imagina que un individuo está teniendo un mal día, solo se encuentra con personas malhumoradas, enfadadas, quejumbrosas, ya sea en su entorno laboral o familiar. Imagina ahora que tú con un sonrisa sencilla, un buen día o con licencia, dicho con dulzura, puede ser una referencia de que el mundo está mucho más lleno de buena gente que lo contrario. ¡Vaya! ¿Se puede decir: buena gente? ¿Cómo puede una persona marcar la diferencia en el día de alguien que enfrenta diversas dificultades? ¡Ese es el gran enigma!

    Revisa tus experiencias personales y vuelve a pensar qué es lo que más marca la diferencia en tu día: ¿encontrarte con 10 personas gruñonas o encontrar, aunque sea una sola persona, quién te regala una sonrisa sincera, una mirada serena, una actitud afable? ¿Cuál de estos encuentros llamaría tu atención lo suficiente como para cambiar tu día?

    Por otro lado, ¿a qué grupo perteneces? ¿Eres de la multitud gruñona o de los entusiastas de la vida? ¿Qué quieres despertar en el otro? ¿Cómo sirves al mundo? No lo olvides: ¡una buena y alta energía es capaz de transformar vidas! Nota extra: si no crees que hay buenas personas, ¡tampoco te consideres una!


    Cualquiera sobre la faz de la tierra se desarrolla a través de vivencias, vivencias y situaciones de donde se revelan los resultados que fructifican en el aprendizaje. Sepamos o no cuál es nuestra misión de vida, podemos considerar que no siempre somos conscientes de ella porque se divide y se esparce en múltiples tareas de nuestro día a día.


    Perdemos mucho tiempo tratando de encontrar un gran misión dentro de nosotros y pensamos que todo lo que hacemos es demasiado pequeño. Si empezamos a comprender que tenemos poderes muy grandes en actitudes que nos parecen muy pequeñas, veremos que nuestros problemas nacen con sus propias soluciones. No es tan difícil dar a los demás lo que queremos recibir. Los ciclos se repiten y el aprendizaje pretende expandirse, no necesitamos depender del poder de los demás, ¡tenemos todo el poder si lo queremos! Cuando cultivamos buenos pensamientos, no hay forma de generar malas actitudes.



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