¿Vives esperando las condiciones adecuadas para ser feliz? ¿Eres de los que viven de la esperanza, anclados en un futuro ideal y despreciando la realidad? Lo siento amigo, tú, como la gran mayoría de la humanidad, aún no has despertado. No puedes darte cuenta de que estás en la dirección equivocada, que no tienes que esperar nada, de hecho, la esperanza te aleja, cada vez más, de la felicidad.
Esperanza es el tipo de palabra que te han repetido millones de veces y has llegado a aceptarla como algo maravilloso e indispensable para tu existencia. De hecho, “los que esperan nunca alcanzan”.
La esperanza es hija de la idealización, entiende que el mundo real es aquel que es idealizado por nuestros deseos, pues en él podemos colocar todos los componentes favorables para nuestro confort y bienestar.
Proyectamos una realidad donde seremos completamente felices y en ella tenemos dinero, placer, gente agradable, relaciones perfectas y no nos damos cuenta que este mundo no existe. En este mundo no hay lluvia, ni enfermedad, ni accidentes, ni peleas, ni retos, nada. ¡Este mundo es una farsa!
Si hay que alcanzar un séptimo cielo, ciertamente no se alcanzará a través de estas idealizaciones.
¡Es hora de despertar! Mientras soñemos con este mundo ilusorio y vivamos de la esperanza, seguiremos negando lo que somos, huyendo de nuestra realidad y perdiendo completamente el contacto con la realidad. La felicidad es un estado de ánimo, resulta de la percepción de todo lo que existe aquí y ahora, porque es la realidad misma y sólo puede ocurrir en el presente; para alcanzarlo será necesario descorrer el velo de ilusiones creadas con nuestras proyecciones e idealizaciones.
Nietzsche tenía toda la razón al criticar este pensamiento socrático-platónico del mundo ideal (o mundo de las ideas) y fue el primero en advertir la influencia de esta filosofía nihilista en el pensamiento occidental. Negar la realidad y tratar con desprecio el presente, creyendo que ese no es el mundo real, se ha convertido en un paradigma que ha influido desde el cristianismo a todo el pensamiento occidental. (Es importante recordar que el cristianismo no tiene nada que ver con Cristo, el cristianismo fue la interpretación humana dada a sus enseñanzas).
Nietzsche fue tildado de loco, despreciado por los académicos de la época, precisamente por oponerse a este vicio mental.
La verdad es lo que el hombre busca todo el tiempo, intenta construir un paraíso en la Tierra, pero no se da cuenta de que es una batalla perdida, porque cuando se encuentra con el paisaje, por regla general, crea mecanismos de escape. a través de sueños e idealizaciones.
Para vivir bien en este mundo, el individuo necesita, desde el principio, mirarse a sí mismo, buscar una comprensión más amplia de su propia condición, lidiar con los contenidos de su propia sombra para ganar los recursos emocionales necesarios para vivir bien consigo mismo y no sufren de las condiciones externas. De esta forma, podrás enfrentarte a la realidad con mayor resignación, aceptar los imperativos del universo y confiar en la Inteligencia Suprema que actúa en tu propia condición.
Es hora de comprender que todo lo que te afecta tiene un alto objetivo, encaminado a tu desarrollo, por lo tanto, encaminado al bien.
La felicidad es de este mundo, sí, pero de este mundo “real” que se manifiesta aquí y ahora.
