Recordatorio: no salvas la vida de nadie más que la tuya. 🆙

¿Cuántas veces has pensado en poder salvar la vida de alguien?

Ese es un sentimiento que tiene la mayoría de la gente, y también me ha pasado a mí. Pensamos que podemos cambiar a alguien, o peor aún, pensamos que, cancelando nuestra vida, estaremos haciendo feliz a alguien ayudándolo mental y emocionalmente.

La salvación es y siempre será individual. No hay forma de que podamos ponernos en los zapatos de alguien para recorrer sus caminos. Esta es una ilusión del que piensa que está haciendo esto.

Sí podemos, con amor, guiar a las personas para que caminen por un camino más ligero, pero la elección es individual, tiene que venir de la persona que recibe la ayuda. ¿Y adivina qué? No siempre la persona a la que intentamos ayudar quiere salir de esa situación. A menudo hay una compensación o un beneficio por estar en esa zona de confort.

Mientras tanto, si no nos cuidamos, nuestra voluntad emocional, mental y espiritual se marchitará hasta que ya no podamos reaccionar ante tal situación. Y créanme, cuando esto sucede, quienes lo experimentan sienten que es prácticamente imposible salir de él.

También recuerda:

Cuando algo te duele mucho y el hecho de que hayas llegado ya ha pasado los límites, aprende el tiempo para seguir tu camino. A menudo alejarse, terminar ciclos para empezar a cuidarse es la mejor elección en este momento. No importa quién sea; muchas veces estas personas pueden ser un familiar, un amigo o incluso una relación afectiva, como novios o cónyuges. Podemos alejarnos de las personas que nos lastiman, sin importar quiénes sean y cuánto tiempo duren estas relaciones. Desafortunadamente, cosas como esa en nuestra sociedad todavía son tabú, pero puedes romperlo dentro de ti con amor y ligereza. ¡Y todo está bien!

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