Cuantas noches he pasado despierto esperando encontrarte por fin y verte montado en un trineo con tu saco gigante, entregando regalos a todos los demás niños, que como yo, también te escribieron cartas… ¡Innumerables veces! Y cada vez que me despertaba al día siguiente y allí donde dejé la carta, estaba tu regalo esperándome.
Esta Navidad mi carta será diferente y no pido nada que solo considere mi bienestar. Sin embargo, antes de comenzar mi extensa lista de deseos, me gustaría agradecerles por todas mis oportunidades dentro de esta montaña rusa llamada vida. Quiero agradecer enormemente a la increíble familia que tengo y a mis queridos amigos y hermanos. También agradezco la oportunidad de ser columnista de Eu Sem Fronteiras y poder compartir con el lector del otro lado un poco de mí, aprendiendo también del otro. Gratitud por todo.
Querido Santa, esta Navidad me gustaría un regalo que se pueda compartir con todos. Me gustaría, en primer lugar, pedir a la gente que se olvide de una vez por todas de estas promesas de vestir de blanco, de saltarse las olas, de hacer rituales y de hacer listas extensas, además de todos los higos posibles para el nuevo año que comienza. Le pido a la gente que sea lo que quiera ser, para que, sí, este Año Nuevo sea el año que quiera tener.
Pediría más empatía en este mundo. Más amor. Paz. Sabiduría y Gratitud. ¡Que el nuevo año siga la corriente! Que la vida sea el lugar donde queremos estar, cada vez más.
Con un abrazo enorme en tu corazón,
Feliz año viejo y próspero 2017.
