¿Por qué nos sentimos bien al ir de compras?

Aún con una fuerte crisis económica que asola considerablemente al país, los índices de consumo aumentan cada vez más. Según encuestas realizadas en los últimos meses por institutos especializados, como el IBGE (Instituto Español de Geografía y Estadística) y el IPEA (Instituto de Investigación Económica Aplicada), los números son favorables de cara a la recuperación de esta caída.

Tales notas sirven para ilustrar un fenómeno muy intrigante en medio de los datos que se publican a diario en los medios, pues, a pesar de volver a subir paulatinamente, vale recordar que la tasa de paro en España, según un informe reciente (enero/2017) difundido por la OIT (Organización Internacional del Trabajo), es grande y debería llegar a 13,8 millones de desempleados en 2018. Al mismo tiempo, las compras siguen estando en la lista de las prácticas más comunes de la población.



Ante tales hechos, ¿por qué la gente siente tanto placer al comprar, independientemente de los problemas financieros que puedan surgir en el futuro? Quizás la respuesta se esconde en un término un poco raro y diferente: oneomanía, mejor conocida como la enfermedad del consumismo.

Entendiendo un poco sobre oneomania

Son muchos los motivos que llevan a una persona a gastar compulsivamente. Este hecho ha llevado a miles al endeudamiento y restricciones a las entidades financieras. El deseo insaciable de comprar aparece por la sensación de vacío, angustia, ansiedad y un deseo incontrolable de saciar este estado que raya en la desesperación. Es un trastorno psicológico caracterizado como una adicción similar al alcoholismo o al consumo de drogas. La persona que padece esta enfermedad apenas ve que ha pasado del punto y se prepara para una dosis más fuerte que le lleva al sufrimiento. Según la web de Psicosmica, estas son algunas de las señales que indican atracones:


– Cuando está triste o frustrado, siempre trata de comprar algo;


– Tiene una preocupación excesiva por comprar;

– Siempre termina gastando más dinero y más tiempo de lo planeado;

– Tiene problemas familiares y tensión en sus relaciones sociales debido al gasto excesivo;

- Tiene deudas que exceden la cantidad que puede pagar;

– Siempre buscando formas de conseguir dinero para cubrir el agujero en la cuenta bancaria;

– Comprar artículos innecesarios o en cantidades exageradas;

– Siempre se arrepiente justo después de comprar y se siente frustrado con ello;

– Saca un préstamo para cubrir los gastos;

– Miente, omite y oculta compras excesivas y también deudas.

Este trastorno puede ser desencadenado por otros desencadenantes, como la dependencia de sustancias químicas, enfermedades que afectan la alimentación (como la anorexia y la bulimia), la bipolaridad, entre otras. Es como si una cerilla esperara el momento de encenderse y quemarlo todo. Una persona que lidia con depresión, por ejemplo, es más propensa a sufrir oneomanía, debido a los sentimientos negativos que tiene. Es como si el acto de comprar le diera una falsa sensación de alegría y alivio, que pronto será reemplazada por insatisfacción y tristeza.

¿Por qué nos sentimos bien al comprar?

“Es un deseo de poseer, de tener poder, lo que se reprime. Al no poder dar rienda suelta a su deseo, la persona sufre una enorme presión interna que la lleva a la necesidad de tener cosas nuevas como única forma de placer", dice la coordinadora del Programa de Posgrado en Psicología Clínica de la PUC-SP , Denise Gimenez Ramos, quien también es psicóloga.

Entre las mujeres hay que redoblar la atención, ya que son mayoría en las encuestas que indican la proporción de compulsivas. Según la psicóloga Tatiana Filomensky, esto se debe a que son más responsables de las compras de la casa y también porque son más vanidosas a la hora de buscar tratamientos de belleza, accesorios, ropa y artículos varios. Esta relación con la cosmética, la moda y el embellecimiento es parte de la cultura femenina. Por lo tanto, es más probable que las mujeres gasten más de lo necesario.



¿Por qué nos sentimos bien al ir de compras?

Sin embargo, cabe mencionar que la idea no es dejar de consumir, aun porque tal truco es imposible, ya que vivimos en un sistema capitalista que necesita que circule dinero para sobrevivir. Lo que se debe tener en cuenta es el desarrollo de una conciencia un poco más refinada a la hora de gastar dinero.

Analice cuidadosamente los elementos de extrema importancia para su uso, reflexione sobre su estilo de vida, su clase social y viva de una manera que se adapte a sus ingresos. Haz un plan financiero y organiza tus gastos, anotando todo en una hoja de cálculo o cuaderno. De esta manera, es posible ubicar fácilmente los gastos y qué hacer para reducirlos. Estos son algunos pasos a seguir para el cambio.



Sin embargo, si la situación es más grave, busca ayuda psicológica y no te dejes vencer por esta enfermedad, que en realidad es bastante dañina.

Escrito por Juliana Alves del equipo Eu Sem Fronteiras.

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