Padre que reclamar!

    Padre que reclamar!
    El universo está formado por pares opuestos, pares de elementos que se colocan en oposición, para que podamos conocer la plenitud de cada uno de ellos. En este sentido, conocemos la luz, porque sabemos lo que es la oscuridad. Sabemos lo que es malo, porque sabemos lo que es bueno.
    Y mucho se ha dicho antes sobre la necesidad de la gratitud. Agradecer es algo sumamente necesario para que nuestros sueños se hagan realidad. Así que hoy la reflexión es sobre un hábito, el mal hábito de quejarse.

    ¿Eres una persona que suele quejarse mucho? ¿Haces de quejarte un hábito? ¿Te quejas porque llueve, pero también derramas quejas cuando el día está soleado, quejándote del sol intenso?




    Bueno, es necesario repensar tu vida, cada segundo de tu vida. ¿Por qué quejarse? Quejarse es una de las cosas más inútiles creadas por el ser humano. Quejarse de que la línea de pago es larga y larga no hará que sea más rápido. Quejarse de un neumático pinchado no lo va a solucionar. Quejarse de tener que levantarse temprano no le dará más sueño, ni disminuirá su cansancio.

    A la queja es la muleta que muchas personas utilizan para justificar y ocultar su falta de actitud. Entonces, deja de quejarte. Quejarse del alto valor de la factura de la luz no disminuirá su valor. Por otro lado, levántate y apaga las lámparas encendidas innecesariamente.


    Quejarse no cambia nada. Lo que transforma el mundo que te rodea es el esfuerzo conjunto de tus actitudes.


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