¡No elegir ya es una elección!

    De cara a la toma de decisiones, ciertamente, muchos de nosotros hemos preferido en ocasiones optar por lo “correcto” en lugar de optar por lo “dudoso”, ¿no? Parece muy cómodo y seguro, cuando tenemos que elegir nos quedamos con la opción que nos resulta más familiar, conocida o recomendada, y pocas veces nos “arriesgamos”, nos damos la oportunidad de probarla.

    Lo desconocido es a menudo aterrador para muchas personas, ya que no ofrece ningún tipo de garantía de su desarrollo, pero ¿realmente la vida ofrece alguna garantía? Bueno en realidad no. No tenemos garantía de cómo será nuestro hoy al final del día, ni nuestro mañana, y mucho menos nuestro futuro dentro de 10 años. Aun así, hacemos planes y esperamos que todo salga como deseamos, pero no todo dependerá solo de nosotros, porque la vida nos sorprende incluso cuando decimos que no nos gustan las sorpresas.



    Bueno, ¡hay buenas sorpresas! Cuántos de nosotros hemos deseado algo por no decir que sería posible lograrlo y, de repente, se logró. Cuando no nos permitimos abrir espacios para nuevas posibilidades, no solo nos estamos protegiendo de los malos eventos, sino que nos estamos privando de los buenos eventos.

    ¡No elegir ya es una elección!

    Pero a veces no es tan fácil arriesgarse, entonces, ¿cuándo deberíamos intentar arriesgarnos? Tal vez cuando el lugar donde estás, la forma en que vives, ya no tiene sentido para ti, ya no te hace feliz.

    Muchas veces, sin saber cuál sería la mejor opción, terminamos “dejando que las cosas sucedan”. Pero no elegir implica ya una elección. Asimismo, tendremos que asumir las consecuencias del desarrollo de algo que ha sucedido, ya sea que hayamos tomado una decisión o no.

    Bueno, para cada elección habrá una renuncia, después de todo, la mayoría de las veces no podemos reconciliar todas las cosas. Además, debemos lidiar con el dolor de la pérdida cuando renunciamos a algunas cosas que teníamos antes para dejar espacio para lo nuevo.



    Lo más importante es mirar dentro de nosotros mismos, poner los acontecimientos de la vida en la balanza y considerar lo que tiene más sentido para ti. El hecho es que a menudo terminamos eligiendo por conveniencia, pero no queremos una división conveniente, ¿verdad?


    ¡Entonces, tomemos un poco de tiempo con nosotros mismos, reflexionemos sobre nuestra vida, nuestros deseos, para que podamos tomar decisiones auténticas en busca de ser más realizados y felices!


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