¿Cuáles son las invitaciones internas que hemos callado por las prisas, las distracciones y también por el ego que coarta nuestra expresión y nos convierte en espectadores de la historia misma? Durante muchos años, en las peregrinaciones que realizo para llevar mi legado (hablar de arte, comunicación y creatividad), utilizo un árbol de jabuticabeira que me acompañó durante la primera infancia. Sí, esta fase en la que todo está siendo mapeado, delineado y memorizado.
Así que cuando me preguntan:
"¿Quién te enseñó a hacer historias?"
Inmediatamente respondo: Jabuticabeira. (y creo que sí, el nombre propio con mayúscula)
Sentados a los pies de este árbol que habitaba el patio trasero de mis abuelos, pudimos ascender con nuestra esencia, voz, gesto y sentimientos. El árbol era la “mesa” del compartir, de manera que sus raíces se interpenetraban con las nuestras. Jabuticabeira debería despertar en nosotros la sensación de que ese espacio era seguro y al mismo tiempo tan simple y vulnerable si nos detenemos a pensarlo… de hecho. Y a medida que fui creciendo, bajo ese dosel, pude entender la fuerza que tiene cada dualidad que nos rodea. El tiempo ha pasado. Y hace poco supe que el árbol murió. Ha llegado el momento de este proceso. Morir para permitir nuevos nacimientos. El morir que nos enseña lo que no se puede borrar. Unión de las sinapsis más intensas.
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El contacto con las herramientas esenciales que nos hacen artistas en nuestro propio camino son condimentos necesarios para que conozcamos la asertividad de nuestros pasos, aunque se desconozcan los nuevos caminos. Esta belleza de no saber de todo nos hace tocar con más cariño lo que hay en nosotros. ¿Y qué es una herramienta esencial después de todo? Bueno, para cada uno la herramienta o herramientas son bastante particulares y, en cierto modo, la fuerza protectora que cada uno de nosotros tiene. Esencial es esa totalidad que hace que el tiempo se convierta en un recuerdo lleno de detalles. Momento epifánico. Como dar a luz, el primer beso, decir “sí” a una petición esperada y la emoción de algo tan simple tocando lo más profundo.
Mi invitación es que te tomes un momento y elijas una canción que te haga vibrar, temblar. Una invitación a tender un puente entre lo concreto y lo trascendental.
Piensa en cuánto puedes dar lo mejor de ti, tal como eres. Ahora, toma un papel y haz una nota para acceder de vez en cuando. En pocas palabras: “Lo esencial para mí es…………………….”
Acordaos que todo lo que es suficiente y necesario para vuestros pasos autorales está en vosotros. Fantásticas células con recuerdos ancestrales te nutren y fortalecen.
El arte como pilar, como ser, sabe que la belleza no pertenece a la forma. Es constante y transformador. Sigamos con la transformación. Artistas de su propia historia.
