María de Nazaret

    María de Nazaré es, sin duda, entre las figuras de público conocimiento, una de las más mencionadas, celebradas, queridas, etc.; es también una de las más polémicas porque va desde el extremo de la idolatría, siendo considerada santa y virgen por algunos sectores religiosos, hasta la destrucción de su imagen, con patadas y maldiciones, por otros.

    En este “medio campo”, hay quienes la ven como un personaje histórico de gran importancia para el período llamado “después de Cristo”, considerando que ella fue el camino para que otro gran personaje histórico llegara a la Tierra que, independientemente de la perspectiva religiosa , dio un nuevo giro a los acontecimientos y transformó las relaciones humanas: Jesús de Nazaret.



    Entre éstos, hay quienes consideran a María un ser de gran importancia, con una pureza de sentimientos que no podemos comprender, que obraba en la más profunda sencillez, siendo la reina de todos los Espíritus que obran en la atmósfera de la Tierra.

    Creen que María nos ama y nos llama sus hijos, que es un verdadero símbolo de la mujer del futuro, enseñándonos a respirar el ambiente espiritual, representando un claro camino de seguridad para que la mujer reconozca sus propios valores.

    María de Nazaret
    Joshua Miranda / Pexels / Canva

    Como mujer, María habría estado en la cruz, enfrentando el tormento de su amado hijo, dejándose sufrir una dolorosa agonía; se sumergió en varios recuerdos de la vida con él y, tras su partida, siguió dedicada a escuchar, aconsejar y apoyar a cuantos la buscaban, sirviendo hasta sus últimos días, ejemplificando con el sublime amor que le era propio.

    En estos segmentos no se cuestiona la santidad/virginidad de María; el foco está puesto en lo que representa de caridad, generosidad, entrega; lo que toca el corazón es confiar en que hay un Espíritu de este nivel intercediendo ante Jesús por la Humanidad.



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    Hay muchas otras aproximaciones a las que se puede optar por esta mujer fantástica, y nos parece que no puede ser considerada patrimonio de unos, que no cabe en “casillas circunscritas”, ya que, al margen de creencias y ritos, es cierto que muchos y variados son los que confían en su amor y en la dulce protección de su “manto” y pocos son los que permanecen indiferentes a María de Nazaret.



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