Entiende amigo, no hay nada en tu contra, aunque las circunstancias de tu experiencia sean las más difíciles, todo el Universo está de tu lado. Sé que es difícil entender esto, sé que no es fácil entender lo que Jesús quiso decir con "Bienaventurados los que sufren", pero es necesario, el sufrimiento es un martillo que trabaja a favor de su lapidación. Hoy, eres solo un diamante en bruto, en la oscuridad de las profundidades, pero mañana brillarás, exponiendo todo el brillo y la belleza.
No importa lo grande que sea tu problema, es solo información, no puede crecer ni hacerse más grande de lo que es, pero tú sí puedes y cuando crezcas, te darás cuenta de que el problema se ha vuelto pequeño y ya no te molesta.
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La vida presenta problemas que hay que resolver, lecciones que hay que aprender, de hecho, Ella siempre te tratará como a un alumno y estará comprometida con tu aprendizaje. Para poder graduarte, tendrás que aprobar exámenes, tendrás que asistir a clases, hacer las lecciones y prestar mucha atención a los profesores.
Si hoy estás profundamente afectado por ellos, es precisamente por tus debilidades. La vida no puede estar de acuerdo con esto, quiere que seas poderoso y resistente, no acepta tu debilidad, no soporta la cobardía, no está de acuerdo con la inercia, la vida no te dará tregua.
Puedes ayudar, solo acepta, confía y ríndete a los imperativos de este aprendizaje. Existen armas poderosas para acelerar este proceso, ellas son: la humildad, la confianza, el coraje, la alegría, la perseverancia, la serenidad y el desapego. Son las armas de Perseo, las entregadas por los dioses, ya que representan los recursos necesarios para atravesar el desierto de la transformación.
Cada vez que recurras al orgullo, la incredulidad, la tristeza, la pereza, la preocupación, la ansiedad y el apego, nadarás contra esa corriente. Serás tu mayor problema y te convertirás en tu mayor enemigo.
No existe la menor posibilidad de ganar el mundo combatiéndolo. El Tao ya nos enseñó esto: actuar sin actuar. Es necesario renunciar a los deseos, dejar de soñar, perder las vanas esperanzas y poner los pies en la tierra. Es necesario usar el poder del Tao a tu favor, porque cuando eres guiado, también comienzas a liderar.
Los poderosos no reaccionan, saben poner la otra mejilla, saben resistir al mal, saben desligarse de los conceptos, de los objetos, de las personas, en fin, de todo lo transitorio, incluida su propia identidad.