No es común pensar en la relación como una responsabilidad, después de todo, ya tenemos tantas responsabilidades en la vida, ¿para qué querríamos una más? Pero créeme, hay un responsabilidad emocional demasiado grande al preguntar "¿Quieres quedarte/salir conmigo?" o esbozando una sonrisa y diciendo 'sí'.
Responsabilidad emocional, ¿la tienes?
Relacionarse con alguien es compartir un poco de tu esencia y compartir la esencia del otro, con intimidad. No son solo las caricias, los besos o el sexo lo que destaca en una relación, estamos tratando de llamar la atención sobre algo latente: los recuerdos. Una sonrisa, un llanto o una caricia pueden vivir en la memoria de alguien para siempre, aunque el amor termine.
Es por eso que debemos asumir la responsabilidad al decir "te amo" o aceptar una solicitud como esa. No sabes por lo que pasó la persona antes de conocerte, los altibajos que atravesó emocionalmente y lo que esa relación podría significar para ellos. Puede que solo estés con alguien para hacerte compañía, pero ¿alguna vez has pensado que puedes ser el mundo entero de esa persona?
En este mundo de redes sociales y competencia por demostrar “quién es más feliz”, las relaciones suelen ser intensas y fugaces. En noviembre estamos locamente enamorados, pero en febrero tuvimos una discusión y se acabó. Tal vez se acabó para ti, pero ¿también se acabó para él/ella?
Antes de entregarte a un amor o aceptar el amor del otro necesitas preguntarte si tienes responsabilidad por los sentimientos de los demás, o al menos si tienes el coraje de saber decir adiós.
Terminar una relación: el poder del adiós
No todos son lo suficientemente maduros para entender el tamaño de la responsabilidad que es mantener una relación, después de todo, empezamos a relacionarnos a una edad muy temprana cuando aún no tenemos nuestra personalidad y carácter formados. Pero aprender a terminar una relación es una lección que debemos llevar con nosotros de por vida, y también ayuda a construir nuestro carácter.
Cuando el amor o la pasión termina, es necesario saber decir adiós. Es lo mínimo que puedes hacer por la persona con la que has vivido una historia, por breve que sea. Nadie está obligado a estar con nadie y muchas veces el amor se acaba, sí, eso es algo natural. Pero puede haber terminado solo para ti. Vemos relaciones cotidianas que terminan sin un adiós, donde alguien simplemente desaparece, no contesta, no responde, ignora. Es más fácil ignorarlo que enfrentar la situación y justificar por qué vas a abandonar este viaje que habéis hecho juntos. Y más cobarde también.
Está bien querer romper, nadie necesita estar más con alguien a quien no ama, pero ¿alguna vez te has puesto a pensar qué va a pasar por la cabeza de la otra persona por no tener la menor idea de por qué te fuiste? Este es el poder de un punto final. Es más honesto con los sentimientos de los demás decir que ya no amas, que quieres estar solo o que te interesa alguien más que simplemente borrarlo de tu vida como si nunca hubiera existido.
Desafortunadamente, el signo de interrogación que dejas en la vida de otra persona por no tener el coraje de decir adiós puede dejar un dolor y una amargura que dura mucho más de lo que crees. Así que hazte responsable de los sentimientos de los demás. Trata con cariño las emociones de quienes te aman antes, durante y después del fin del amor.
El amor no sale del pecho del otro con la velocidad de un "borrar" que presionas en el teclado, el amor es demasiado real para ser tratado como un mero estado de relación en la vida de alguien.
