Esto no quiere decir, por supuesto, que la consecución del objetivo sea mala, todo lo contrario. Pero la vida no es como un videojuego, donde Mario solo necesita vencer al enemigo Bowser, salvar a la princesa y vivir el soñado “felices para siempre”. Aunque los créditos del juego aparecen después de eso, la vida continúa hasta que termina el juego.
Muchos seres humanos se pierden en la búsqueda de metas. Se fijan metas inalcanzables y viven de acuerdo con ellas hasta el final de sus vidas. Cualquier exageración es perjudicial. Una persona que vive tras una meta que no tiene ninguna posibilidad de alcanzar es tan infeliz como aquella que no tiene ninguna meta en absoluto. La gran verdad es que solo la sabiduría de la edad nos enseña lo que vale la pena tener la perseverancia para luchar y cuando hay que dejar algo de lado y simplemente seguir adelante.
El mundo puede mejorarse con personas inspiradas que hagan del planeta su hogar. Aquellos que saben que están de paso tratan una casa con mucho menos cuidado que el dueño de la misma, ya que solo el dueño sabe que las cargas solo lo afectarán a largo plazo. La inspiración es el secreto para la armonía entre las personas y el trabajo en equipo para que las metas comunes sean obras para que los logros sean mutuos.
Al fin y al cabo, la vida no puede guiarse por un solo objetivo, ya sea inalcanzable o no seguido de otro objetivo. Las inspiraciones tienen que ser diarias y pueden ser lo más variadas posible. Puede ser un padre que quiere mantener a su familia, un joven que quiere terminar sus estudios, aprender un segundo idioma, etc. La inspiración es el motor de la evolución de las personas.
Texto escrito por Diego Rennan del Equipo Eu Sem Fronteiras.