El ser humano se inserta en el contexto social, sufriendo sus influencias y al mismo tiempo incidiendo en su círculo de convivencia. La presión social la ejerce el grupo y nosotros también contribuimos como individuos a este proceso.
Es interesante notar que tan pronto como nace alguien, se depositan grandes expectativas en el futuro del bebé. ¿Quién no ha escuchado o participado alguna vez en una animada conversación entre madres, imaginando “matrimonio” entre sus hijos e hijas? ¿O a quién nunca le han conmovido las fotos de bebés tomados de la mano? Esto sigue cuando los niños comienzan a socializar en las escuelas; en los últimos años escolares, la pregunta más frecuente entre compañeros, amigos y familiares es “¿con quién sale fulano de tal?”.
En la edad adulta joven, la presión de participar en una actividad social, tener un horario agitado y una persona importante a tu lado es aún mayor. Si alguien tiene más de 25 años y todavía no ha encontrado a nadie, pronto escuchará el bien intencionado consejo de sus mayores: “Es bueno que entres en razón y encuentres a alguien pronto para no estar solo”… 'X' no tiene a nadie”… y cosas por el estilo.
Es casi como un certificado de "fracaso" frente a la sociedad, una especie de testimonio de que alguien "no funcionó" en la vida. Miras a tu lado y solo ves gente feliz: en los anuncios, en las telenovelas, en la calle… ¡todos tienen a alguien menos tú!De hecho, no hay nada malo contigo y estas personas tampoco son especiales. Puede estar solo por un tiempo, pero ¿cuántas de estas parejas no están juntas solo por comodidad o miedo a la soledad? El amor no es una imposición, no es una afirmación ante la sociedad. El amor no es un premio especial para personas especiales. El amor no es un juego. El amor no tiene un solo camino, al contrario, tiene múltiples formas. El verdadero amor existe, pero para encontrarlo es fundamental que primero te ames a ti mismo.
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¿Sabes lo que sucede a tu alrededor, mientras te desesperas por encontrar a tu idealizada "media naranja", o lloras la pérdida de tu amor, o aún llevas una relación desastrosa por miedo a estar contigo mismo? ¡Se llama VIDA! Encuentra cosas que puedan traerte felicidad. Así, te conviertes en una persona más realizada y feliz, construyendo una vida con más sentido. No esperes a conocer a alguien para solo entonces poder validar tus ideas, logros, sueños, proyectos y aspiraciones.
Estar con alguien no garantiza que tu vida mejore de repente. Puede parecer, en un principio, que sí. Pero lo que sucede la mayor parte del tiempo es que en realidad te enfocas solo en esa persona y te olvidas de prestar atención y mejorar otras áreas de tu vida que necesitan atención urgente. “Poner todas tus fichas” en alguien es inhumano, poco realista, irresponsable, ya que crea un desequilibrio en la relación: no es obligación del otro hacerte feliz. Y viceversa.
Yo hago lo mío y tú lo tuyo. No estoy en este mundo para estar a la altura de tus expectativas, y tú no estás en este mundo para estar a la altura de las mías. Tú eres tú y yo soy yo; y si por casualidad nos encontramos será genial. De lo contrario, no se puede hacer nada”.
– Federico Perlas (1893-1970), psicoterapeuta y psiquiatra alemán, fundador de la terapia gestalt
Nadie puede cargar con la responsabilidad de la felicidad de otra persona sobre sus hombros. Y no existe tal cosa como una "fórmula mágica" para encontrar el amor. El amor está simplemente a nuestro alrededor, pero sobre todo dentro de nosotros. Si lo sofocamos en nosotros mismos, sin reconocer que somos dignos de ser amados, nos volvemos necesitados y atraemos más necesidades. Si no reconocemos esto y trabajamos para aumentar nuestro amor propio, nunca podremos ejercer el amor hacia nuestros semejantes. Y ya no atraeremos más el respeto, la admiración, la amistad y… el amor.
