Compromiso, en cambio, significa comprometerse con alguien a hacer algo, ya sea verbalmente o a través de documentos, en cualquier ámbito de la vida, ya sea afectivo, profesional, social, familiar, etc. Compromiso implica aceptar desafíos agregando valor a la implicación, yendo más allá de lo esperado o determinado, haciendo lo necesario y un poco más y mejor. Compromiso es una palabra que proviene del latín “compromissus”, que significa promesa. Y por promesa se entiende que debe cumplirse.
Hemos escuchado la clásica fábula de la gallina y el cerdo, en la que uno está metido y el otro totalmente comprometido. Recordando lo mismo, imagina que en una comida se degustan huevos revueltos con tocino, estando aquí la gallina simplemente involucrada en brindar los huevos sin más responsabilidades, mientras que el pobre cerdito tuvo que comprometerse totalmente a dar su vida para quitarle el tocino. a él.
A veces estamos insatisfechos con los resultados que obtenemos en nuestra vida en algunos sectores, sin detenerse a valorar cómo estamos afrontando este tipo de situaciones. ¿Estamos involucrados con nuestra vida o comprometidos con ella? Podemos, sin darnos cuenta, simplemente estar involucrados sin hacer ninguna evaluación de nuestras actitudes, sin cuestionar los resultados, sin actuar para ser lo que queremos ser.
Y es fácil de ver si solo estamos involucrados en ello, porque la vida sigue sin metas, sin esfuerzos para alcanzar vuelos más altos. Hacemos lo que necesita o debe hacerse mecánicamente. Ni más ni menos.
Cuando estamos comprometidos, nos comprometemos a cambiar o lograr lo que sentimos que es necesario, o porque queremos ir más allá de lo básico. Damos lo mejor de nosotros mismos. Derribamos barreras, desafiamos nuestros límites con sentido común, nos comprometemos con el cambio, y la diferencia aparecerá en la motivación que tendremos cada día para cumplir esta promesa.
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