Preparamos un menú con tapioca en riesgo. Queso, tomate y albahaca para la margherita. Crema de plátano y avellanas para el dulce. Estos fueron nuestros ingredientes principales y, por supuesto, tuvimos mucho cuidado de prepararlos uno por uno y servirlos calientes. Nuestro objetivo era hacer felices a 15 personas con la comida, pero en el camino habÃa una vieja estufa industrial. Fue entonces cuando me di cuenta de que, para mÃ, enfrentarme a lo desconocido era paralizante.
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Él no sabe, pero después de eso me acostumbré a hacer cosas diferentes todos los dÃas, sin importar cuán simples sean. Subo y bajo escaleras todos los dÃas y al menos dos veces por semana cambio entre ellas, incluso cuando se salen del recorrido más largo. En el almuerzo, elijo sabores inusuales para probar. Fue en uno de estos que me enamoré del sabor picante y refrescante del rábano.
A menudo recorremos los mismos caminos, pero no tienen por qué ser monótonos. Podemos cambiar las lÃneas rectas por curvas, los espacios pequeños por más amplios. Pruebe nuevos colores, diapositivas y texturas. Incluso podemos respirar de manera diferente. Hay momentos en los que tenemos que hacer cambios simples para darnos cuenta de cómo hemos cambiado.
Haz algo simple pero diferente cada dÃa. Intentalo.