¡Guerra! La herida que no cicatriza

    Mirando alrededor y dándome cuenta del dolor de tantas heridas abiertas, cuerpos caídos, madres gritando buscando a sus hijos, niños que apenas aprendieron a caminar para ver a sus padres hechos pedazos.

    ¿Cómo cuidar estas heridas?

    Marcan el universo, dejando un legado de sufrimiento y dolor.

    ¿Será que quienes aprovechan estos momentos para enriquecerse o incluso sentirse superiores no se dan cuenta del daño causado?

    Las heridas del universo sangran, afectando a todo ya todos.



    La naturaleza responde a cada dolor de mil maneras, podemos sentir las vibraciones de su sufrimiento.

    Somos seres interconectados entre nosotros y con el universo en el que vivimos.

    No estamos exentos porque estemos lejos, somos parte de un todo como una naranja en un frutero junto a otra que está podrida.

    Nos enfermamos y tenemos que luchar para curar estas heridas.

    El bálsamo para esto es el amor.

    Amor en palabras.

    Amor en acciones.

    Amor incondicional capaz de enviar luz a grandes distancias.

    ¡Guerra! La herida que no cicatriza

    Él puede cambiar el mundo en el que vivimos, pero para eso necesitamos alimentarlo a diario.

    No subestimes el gesto más pequeño, incluso un sencillos "buenos dias" puede ser un gran gesto para quien se siente solo.



    Lavemos nuestras almas de esta tristeza e iluminemos nuestro entorno con la luz del Padre que habita en nuestros corazones.

    Equilibrarnos a través de la oración nos mostrará el camino a seguir.

    CONFÍA, AÚN TENEMOS ESPERANZA.

    Luz y paz.

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