Fé y esperanza

    si puedes Al que cree todo le es posible.” – Marcos 9:23

    Todo el que tenga fe tendrá como puerto de llegada la esperanza. Conviven en armonía y, si uno de ellos se debilita, tendremos un reflejo en el otro. Integran la vida cotidiana de todo ser humano en las luchas de la vida. Todo lo que hacemos tiene un objetivo y la voluntad para lograrlo se basa en la fe. Dice en Hebreos 11:1: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.



    Sin embargo, la razón no puede faltar en este binomio. Sin ella, esta estructura no tiene soporte, porque la conciencia de la meta debe estar presente, ya que somos los seres inteligentes de la creación y no podemos prescindir del razonamiento lógico.

    Tenemos en el Evangelio según el Espiritismo, FEB Ed. 131, Capítulo XIX, inciso 7: “La fe inquebrantable es sólo la que puede enfrentarse cara a cara con la razón en todas las edades de la humanidad”. Por otra parte, la fe ciega, que carece de sentido común, puede conducir a los excesos del fanatismo, que también adolece de falta de fundamento. El resultado de esta irreflexión es el fracaso de lo que se desea, y esta irracionalidad es perjudicial para todos.

    Nos referimos a Rodolfo Calligaris en el libro “Páginas del Espiritismo Cristiano”, p. 17, que dice: “[…] la fe necesita una base, una base que es la perfecta comprensión de lo que se debe creer”. En los caminos de la fe tenemos que pasar por los pasos de la paciencia, la resiliencia y la perseverancia para que se alcancen las conquistas que descansan en la esperanza. Es un camino que, día a día, consolida nuestras aspiraciones, siempre sustentadas en la oración y la alabanza a Dios.


    Fé y esperanza
    Regalo Habeshaw / Pexels

    Indispensable en esta trayectoria es la realización de obras. La fe no puede consistir en un sentimiento inerte. Como la caridad que es amor en la dimensión dinámica, necesita un trabajo diario para que la esperanza no se desvanezca. Corroborando esta afirmación, citamos Santiago 2:18 – “Pero alguno dirá: 'Tú tienes fe; tengo obras'. Muéstrame tu fe sin obras y yo te mostraré mi fe por obras.”


    En este contexto, debemos entender que es necesario tener mérito en lo que pretendemos lograr. No siempre lo que queremos será lo mejor y, muchas veces, no lo merecemos. Recordemos que estamos obligados por la ley del mérito y que un Dios soberano y justo nos proveerá de lo que necesitamos.

    • Reflexionar sobre la no violencia
    • Reconoce la importancia de la fe en tu vida.
    • Identifica cuáles son los beneficios de la fe en tu vida
    • Usa la esperanza para lograr tus metas

    En el libro “El Consolador”, pregunta 257, encontramos: “La esperanza es hija directa de la fe. Ambos son entre sí como la luz reflejada de los planetas es a la luz central y positiva del Sol. La esperanza es como la luz de la luna que se compone de los bálsamos de la creencia. La fe es la claridad divina de la certeza”. Se fortalecen cuando concebimos la reencarnación y la inmortalidad del alma.

    Con cada existencia se renuevan oportunidades y aspiraciones. Tenemos en las bienaventuranzas el manual perfecto para orientar nuestro sentimiento de esperanza (los que tienen fe van por el camino de lo que plantaron en la tierra de la esperanza).



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