Espejito, espejito, ¿hay alguien más hermoso que yo?

    Esta respuesta siempre nos planteó muchas preguntas. ¿La belleza del espejo es sólo externa? ¿Tiene alguna conexión con tu ser espiritual? ¿La belleza interior está completamente disociada de tu belleza reflejada en el espejo de la vida? ¿No refleja uno al otro, siendo dos versos de la misma moneda?

    El camino de nuestra evolución requiere dejar atrás viejos patrones y está en la búsqueda del aprendizaje y crecimiento interior, además de la búsqueda de vivir una vida más humana y pura, abandonando la hipocresía del juicio. Pero, ¿es el camino hacia la belleza de nuestro yo interior un callejón sin salida hacia la belleza externa? ¿Es este un nuevo prejuicio que hay que romper? ¿No puede haber una calle de doble sentido en este viaje?



    ¿Quién iba a decir que mi bella alma no acepta y respeta mi gran cuerpo o viceversa? ¿Quién cree que no pueden montarse uno en la espalda del otro? Creo que aquí hay algunos juicios que merecen una evaluación.

    Espejito, espejito, ¿hay alguien más hermoso que yo?

    Solo porque soy un ser evolucionado, ¿no debería teñirme el pelo de blanco o maquillarme? ¿Es el cuidado de la apariencia externa egoísta y el abandono de esta preocupación una elevación? ¿Quién instituyó esto? ¿Quién dijo que tengo que amar las arrugas, que no me importen mis rollitos que se acumulan alrededor de mi cintura, ya que soy perfectamente hermosa por dentro? Si el alma no puede ser rehén del cuerpo, tampoco puede ser su verdugo. Uno no debe emboscar al otro.

    Quiero ser cada vez más rico por dentro. Pero mientras mi cabello aguante, me lo teñiré, porque no quiero tener canas. No soy fan de mis arrugas y eso es todo, así que haré lo que sea necesario para suavizarlas. Correré, andaré en bicicleta, haré ejercicio con la mayor frecuencia posible para no recuperar mi peso, porque estoy muy feliz con eso. Y toda esta práctica la puedo vivir bien integrada en mi reiki y meditación diaria. Tengo este derecho a elegir. Me doy este derecho.



    Así como le doy el derecho a los que no usan químicos en el cabello, a los que prefieren tener sobrepeso, a los que piensan que las historias de sus arrugas son geniales. ¡Perfecto! Cada uno por su cuenta. Defiendo el respeto a las individualidades. Por eso respeto a cualquiera. Larga vida a las pluralidades, a las elecciones, al desapego de cualquier patrón, antiguo o nuevo. Puedo exteriorizar la belleza, el amor, el respeto y la amistad, todo lo cual forma parte de mi fuerza interior. 


    En la búsqueda de la belleza equilibrada en la que cuerpo y alma estén en paz y armonía, no sigas ni establezcas recetas si la respuesta a la pregunta que inicia el texto es: sí, tú mismo.


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