Algunos de ellos transmiten alegría, disposición y entusiasmo; otros, chupan nuestras energías vitales, generando en nosotros cansancio, falta de ánimo, mal humor. Pero, ¿cómo identificar a estos ladrones de energía? Piensa por un momento en las personas que te rodean.
¿Hay alguien que siempre se queja contigo de su pareja, de su madre, de su situación económica? ¿Hay alguien a quien le gusta llamarte y pasarse horas hablando de su propia vida, pero ni siquiera te deja hablar de tu día a día? Son estos individuos los que agotan su energía y le hacen perder el tiempo.
Otro tipo de persona que te roba la energía es el envidioso, considerado como aquel que ignora todo lo que es y posee para codiciar lo que pertenece al prójimo. Más aún, quien siente envidia se encuentra en un campo de continua insatisfacción y permanente queja.
Intenta decirle a ese “amigo” que eres feliz, realizado, que estás triunfando y que has encontrado un amor que ha transformado tu vida para bien. Fíjate en su expresión. ¿Es posible notar el aire de rechazo, de envidia? Seguirás escuchando comentarios como: “qué suerte tienes” o “no hay bien que dure siempre, ¿eh?”.
La envidia, uno de los siete pecados capitales, es una de las principales dificultades con las que tiene que convivir la sociedad. Este sentimiento se manifiesta a través de la alegría con el fracaso del otro, con el deseo de que te pase algo malo. Los que viven bien, trabajan bien y buscan mejorar son envidiados y blanco de chismes, críticas y conductas destructivas.
Para lidiar con esto, trato de ignorar a las personas envidiosas, sin permitir que me atrapen. Sigo el consejo de San Agustín: “Conócete, acéptate, supérate”. Así que confía en ti mismo, en tu potencial y no te dejes influenciar por personas negativas o envidiosas. Cree, como yo, en ley de accion y reaccion, y no necesitas hacer nada más. El retorno de las acciones positivas se refleja en nuestras vidas.
Con el caso de superación que te comenté en el texto anterior, quería mostrarte la importancia de estar cerca de las personas que les va bien, que les gustas, que no piden nada a cambio y que, sobre todo, se animan. Tu éxito. Este es el grado más alto de la verdadera amistad. Este es el punto donde podemos diferenciar la admiración de la envidia.
Rodéate de personas que te admiren y crean en tu misión de vida, ¡que realmente se preocupen por ti! ¡Su energía es positiva, increíble y te hará más fuerte cada día!
