El camino que todos buscamos, el puerto seguro, el objetivo a alcanzar. Miramos hacia fuera hasta que descubrimos que está dentro. Pero nos necesitamos unos a otros para encontrar este camino. Aprendemos más sobre nosotros mismos cuando interactuamos con otros y observamos nuestro comportamiento en las relaciones. Perdemos la oportunidad de aprender cuando criticamos o juzgamos al otro y no nos miramos a nosotros mismos. A menudo, lo que estamos criticando en el otro también forma parte de nuestro comportamiento.
¿Por qué algunas personas son asertivas en el trabajo y pasivas en el hogar? ¿Qué sucede internamente con esta persona cuando se relacionan en el trabajo y en el hogar? La conciencia del propio comportamiento y el origen de dicho comportamiento son los primeros pasos hacia una mejor comprensión. El siguiente paso es reconocer y admitir su propio comportamiento, las consecuencias de las actitudes y su forma de pensar y sentir.
Experimentar el dolor de la desilusión, del desprecio por uno mismo, del abandono de uno mismo. La omisión, el abandono, el miedo que lo paralizó, el trauma que lo paralizó, la ira y la dependencia que lo llevaron a actitudes autodestructivas. Tal vez haya arrepentimiento por la forma en que ha tratado a los demás. Tristeza por la forma en que ha estado permitiendo que lo traten.
Enfrentar todo esto no como derrota, culpa o exigencia, sino como un movimiento hacia el futuro, hacia la transformación. Deja el equipaje del pasado en el pasado. Aprender a hacer diferente en el presente. El pasado no debe ser negado, sino visto como parte del aprendizaje, de la experiencia. Como señal de alerta para evitar futuras repeticiones.
Este no es momento para quejas, desalientos, juicios y castigos. Sin martirio y drama. Llegar a comprender que nuestra vida, en este momento, es el resultado de lo que hemos estado sintiendo, pensando y haciendo durante mucho tiempo. Véalo como una oportunidad para avanzar transformando lo necesario para que podamos tener mejores resultados.
Se necesita coraje y fe para salir de la negación y asumir la responsabilidad de la situación en la que se encuentra nuestra vida. Al mismo tiempo, este reconocimiento nos llena de fuerza y un sentimiento de liberación. “Si soy responsable, entonces puedo cambiar de dirección”. ¡Este es nuestro poder!
Creyendo que la vida es un sacrificio, que todo es difícil y que eres una víctima, solo puedes atraer sacrificios y dificultades. La vida es fiel a nuestros pensamientos.. Cambia tus pensamientos y cambiarás tu vida. Lo que pasa es que muchas veces no conocemos nuestros pensamientos. No sabemos qué creencias gobiernan y dirigen nuestras vidas. Cuida tu discurso y tus pensamientos. Fíjate si se parecen a estos: “Siempre es así, todo me cuesta”; “siempre es lo mismo, la gente no me escucha”; “No sirve de nada, no funcionará para nada”; “No le gustaré, no soy interesante”; “Todo es muy difícil, complicado”; “Todo está cada día peor”; “La vida es un caos”; “Mi pequeña vida es como siempre”; "No hay manera"; "Esto no es para mí."
¿Qué te mereces? Antes de responder, respira hondo. Ir más allá de los clichés: “Merezco lo mejor”, “Merezco todo lo mejor”. Respira hondo unas cuantas veces más, silencia la mente y deja que llegue la respuesta, acepta la respuesta que llega. Solo podemos cambiar lo que sabemos de nosotros mismos.
Si realmente crees, con convicción, que mereces lo mejor, obtendrás lo mejor.
Si en algún ámbito de tu vida no está pasando lo mejor, puede ser que tengas otra creencia o no tengas claridad y determinación de lo que realmente quieres. Lo esencial para que se produzca el cambio es el compromiso contigo mismo y con las acciones y actitudes que dirigirás para conseguir lo que quieres.
Rescata la alegría de encontrarte de nuevo. ¡Sé bueno contigo y con la vida!
¡Abrazo fraterno!
