Desde la maestra de párvulos, que con tanta calidez acoge a nuestros pequeños, revelándoles los primeros descubrimientos, hasta las maestras de educación superior, que nos muestran el camino hacia las profesiones que siempre soñamos ejercer, todas son especiales en nuestro proceso de crecimiento evolutivo. Un maestro es, ante todo, un visionario., que cree en todo ser humano que le es confiado y espera que su saber se perpetúe. Paulo Freire, importante pedagogo y educador, va más allá cuando nos dice que los estudiantes no son simples depósitos de conocimientos, pues mucho más que transmitir lo que saben, el docente debe instigar la búsqueda del conocimiento, estimular la curiosidad de sus alumnos, mostrarles ellos un vasto mundo. Muchas veces, cuando somos jóvenes, tenemos un problema con ese profesor que nos llama la atención, que nos exige tareas y que insiste en que hagamos lo mejor posible. Él es el que recordaremos con cariño en el futuro.
Por eso, en este 15 (¡y todos los días!), alabemos a quienes con tanto esmero cuidan o han cuidado nuestra instrucción. Reconocer la importancia del papel del docente, respetarlo, valorar sus clases, aprovecharlas al máximo, es lo que más nos conviene y lo que nos dará buenos resultados.
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