Cuando hay alguna claridad sobre el drama en el que se ven envueltos, al menor signo de rebeldía, como fuerza coercitiva, reciben todo tipo de vejaciones, descalificaciones y reproches. Una dictadura dentro de una prisión que pretende devolverlos a la inconsciencia de los hechos, manteniéndolos a su servicio.
En sus artimañas, tales padres, cuando se revelan, por lo general se comportan como víctimas, acusando a los niños de ser malos, abusando de su papel de padres, insertando culpas para hacerlos retroceder en sus percepciones. Como resultado, tienden a acostarse y revolcarse en maniobras manipulativas como gaslighting, que es un patrón de abuso psicológico en el que las realidades experimentadas se vuelven a contar de una manera totalmente distorsionada y donde se omiten, descalifican o inventan hechos importantes. La intención de este tipo de padres patológicos es hacer que las víctimas, en caso de los hijos, duden de su memoria, percepción y cordura para que puedan seguir existiendo por encima de todo y de todos.
El niño que se atreva a revelar lo que sucede detrás de las acciones ocultas recibirá todo tipo de ataques emocionales. Los padres se enfrentarán a la certeza ciega de que podrán volver a anestesiar a sus “hijos”.
Uno de los aspectos más terribles de este estado de enfermedad del psiquismo es la real indisponibilidad emocional de reconocer el daño que hacen a sus propios hijos. Invierten sus responsabilidades, jugando duro cuando los acusan de sobrestimar las situaciones desagradables que provocan, tratando de disminuir lo que hicieron o dijeron. La mayor paradoja ocurre cuando pretenden descalificar la importancia de lo que hacen, pero en sus discursos advierten que están “súper dolidos” por la proporción que sus hijos le dan a lo sucedido, muchas veces haciendo uso de la ironía.
Mientras estos niños no entiendan que sus padres tienen una enfermedad patológica, probablemente transitarán por sentimientos angustiosos, siempre a la espera de un nuevo ataque, que inevitablemente llegará.
Aprender que los padres narcisistas perversos tienden a socavar todas y cada una de las expresiones optimistas que un niño puede tener en la vida es una tarea ardua. Aprender que, al ser desenmascarados en sus “chistes”, referencias descalificantes o discursos poco edificantes, se enfurecen de manera alucinada es una ardua tarea. Y salir de estos escenarios difíciles también es una ardua tarea que, en la mayoría de los casos, requiere de mucha terapia para que el auto-rescate pueda ocurrir de manera efectiva.
Entiende que puedes poner límites cuando las personas no son amables, que puedes elegir sin miedo a ser abandonado, que eres libre de validar quién eres realmente sin tener que estar ansioso o hipervigilante por miedo a alguna crítica, juicio, humillación o represalia. , vale la pena una vida. ¿No te parece?
¿Abuso emocional? ¡No!
¡Cuanto más despierto, mejor!