Cómo ser optimista (vaso medio lleno o medio vacío)

    Cuando pensamos en una persona optimista, nos viene a la mente la caricatura de alguien súper feliz y creyendo que todo saldrá bien en su vida de una manera ingenua y hasta ridícula.

    Esta caricatura del optimista ciego no se corresponde con el verdadero optimista. El verdadero optimista no ignora las desventajas o los desafíos que presenta la vida. Por el contrario, reconoce estos obstáculos y trabaja para superarlos. ¿Y cómo lo hace? De la mejor manera que hay: con optimismo.



    El optimista ve el lado positivo de las situaciones, considera los recursos que tiene y los optimiza para superar los recursos que no tiene o que no son buenos. Es decir, mira el lado negativo con ojos positivos y trata de sacar lo mejor de ello.

    Cómo ser optimista (vaso medio lleno o medio vacío)Ser optimista hoy en día debería ser algo fácil y común, ya que vivimos en un mundo de facilidades, donde tenemos acceso a todo con facilidad y, por tanto, encontrar soluciones prácticas debería formar parte de nuestro día a día. Pero eso no es exactamente lo que sucede.

    Muchas (¡y muchas!) personas viven actualmente con la mente cubierta por nubes de tristeza, angustia, dolor y sufrimiento. Depresiones, ansiedades, fobias son tan comunes hoy en día como los resfriados y la gripe.

    Y, lamentablemente, la confianza, la esperanza y el pensamiento positivo no entran fácilmente en nuestra lista de adjetivos y prioridades personales.

    Por tanto, hablar de optimismo es lo mismo que hablar de utopía.

    Pero, ¿cómo revertir esta situación, cómo ser optimista en un mundo que parece atesorar situaciones deprimentes que te deprimen? ¿Cuando el dolor y el sufrimiento parecen ser el estado normal y los sentimientos buenos y alegres están fuera de la norma?

    Pues bien, el optimismo es parte esencial de nosotros, en un mundo de incertidumbres donde todo lo bueno parece desmoronarse en el aire y pronto es tomado por desprecio y negado como un afecto esencial. Debemos invitarnos a nosotros mismos ya los demás, por qué no, a un reconocimiento y reordenamiento de nuestras prioridades afectivas.



    Empiezas a tener actitudes optimistas...

    • Ser optimista significa confiar en ti mismo y en los demás a veces. Confíe en que mirar el lado positivo y ser positivo en las situaciones traerá beneficios, incluso a largo plazo.
    • Somos muy inmediatos, queremos resultados para hoy (o para ayer) y por no ver cosas que pasan aquí y ahora, pronto nos damos por vencidos y luego viene el sentimiento de frustración o fracaso.
    • Reconoce que sufrirás las consecuencias de las cosas buenas y malas que te sucedan, pero cómo reaccionarás ante cada una de ellas marcará la diferencia entre ser optimista o no. Entonces, aprende a lidiar y reducir las preocupaciones, enfrenta las situaciones de frente, tratando de buscar el lado positivo, para que sea más fácil encontrar soluciones prácticas y viables.
    • No te dejes llevar por las emociones, trata de no hacer las famosas “tormentas en una tetera” a la ligera, mantén la mente tranquila y abierta. Muchas veces, la solución está frente a nosotros, pero debido a que no sintonizamos correctamente nuestras emociones, nuestra visión se oscurece y no vemos la solución que es tan cercana y sencilla.
    • Mapea tu mente, cuanto más nos conozcamos, más fácil lidiaremos con la gama de sentimientos que pueden surgir ante un obstáculo. Habla contigo mismo, escucha tus pensamientos en diferentes situaciones de tu vida y trata de seleccionar si son en su mayoría optimistas o pesimistas. Explóralos al máximo. Conócelos, así será más fácil obtener los resultados esperados cuando se presenten.
    • Observa lo que hay de positivo en tu vida, trata de enumerar estos aspectos, enuméralos, reflexiona, en definitiva, trata de verlos. Están ahí, seguro. En última instancia, estás vivo, eso es algo bueno.
    • Ahora, imagina cómo sería tu vida sin estas cosas. Haz el ejercicio inverso, ¿cómo sería tu vida sin cada uno de estos elementos que encontraste? Imagina tu vida sin esas cosas buenas que probablemente amas. ¿Cómo te sentirías sin ellos?
    • Ahora, vuelve a imaginar las cosas positivas de tu lista con gratitud. Da gracias por su existencia y permanencia en tu vida.
    • Sonríe cada vez que puedas, incluso sin una (buena) razón. Sonreír es un hábito y trae beneficios a tu salud física y emocional.
    • Sea siempre positivo en sus actitudes. Ser optimista también es algo que se aprende, es una práctica diaria y nunca es tarde para cambiar, empezar algo nuevo y beneficioso en tu vida. Mira las cosas por el lado positivo, por el lado positivo. Saca lo mejor de cada situación. Examine los aspectos negativos (sin pesimismo) y trate de encontrar formas de superarlos. Superarlos. Supérate a ti mismo.

    En última instancia, para convertirse en una persona optimista, el primer y último paso proviene del deseo de mejorar su vida. Ciertamente, tener actitudes optimistas, ver los aspectos positivos, buscar el lado bueno de la vida solo traerá ventajas y beneficios.



    Al final del día, si tu vaso está medio lleno o medio vacío, no importa tanto si te sientes lleno de optimismo para enfrentar lo que se te presente. Lo que verás será un vaso con suficiente contenido para tus necesidades.


    ¡Que el optimismo brote de tu corazón y de tu mente para que puedas conquistar tus sueños!

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