No hagas nada, no quieras nada, no esperes nada y no cobres nada. Abandona todos los deseos y serás libre. Así es, todo lo que te aprisiona está relacionado con lo que valoras y quieres. Revisa tus valores y date cuenta del tamaño de la trampa en la que te metiste. Es necesario que te desintereses de todo, que renuncies a tus propios sueños, que desarrolles un profundo desapego, sólo así serás libre. Tienes que dejar de hacer lo que siempre has hecho, ese no es el camino a seguir, si continúas así te quedarás en la misma condición en la que estás ahora, o tal vez empeore.
No te preocupes por lo que pase, déjalo pasar, porque no habrá libertad mientras dependas de los acontecimientos o mientras tu mente se proyecte hacia el futuro creando anhelos y preocupaciones. Sal de control, suelta lo que insistes en sujetar, suelta, no intentes conducir nada, solo observa. Eres testigo, nada más.
Como enseña Nisargadatta Maharaj, la película se proyecta sobre ti, como si fueras una pantalla. Ya existías antes y seguirás existiendo después del final de esta trama. No importa el guión de la película, puede haber un incendio, no importa, la pantalla no se quemará; Puede haberse hundido, pero la pantalla tampoco se mojará. Eres la pantalla, nunca fuiste la película, nunca fuiste el protagonista o actor secundario de ninguna trama, ese nunca fuiste tú, solo un personaje con el que terminaste creando una identificación.
Eres el espectador, tu lugar está en el sillón, nunca has sido actor. La verdadera acción es la no acción, es decir, la aceptación. "¡Ah, pero esto es complacencia!". Piensa como quieras y sigue sufriendo, el Universo no se preocupa en absoluto por tus 'certezas'.
No pelees con el libreto, no huyas del campo de batalla al que te obligan a estar, enfréntalo todo, con fe y humildad, ten por seguro que la victoria será tuya. Deja la vida a cargo, deja hablar a tu sombra, escucha todas las protestas que vienen desde dentro de tu propio ser y ríndete, no puedes ganar esta batalla, el verdadero poder está en la rendición. ¡No seas tonto como don Quijote que luchaba contra los molinos de viento, sal de este campo de batalla, tira las armas, muere! Así es, tienes que morir.
“El que trate de conservar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida, en verdad la conservará” Lucas 17:33.
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