¿Amamos más o nos enfermamos más?

¡Hola gente! Para las personas que están llegando ahora, estamos tomando el camino del viaje interior. Aquí se han dejado reflexiones para acompañarnos en este viaje hacia el interior de nosotros mismos. Nos damos cuenta de que no es un viaje sencillo, pero es rico y muy valioso.

La reflexión de hoy empieza por lo que más hemos aplicado en nuestra vida: ¿amar o enfermar? Si bien puede parecer extraño hacer esta pregunta, la respuesta puede sorprenderlo.

Solemos decir que nos amamos y que queremos lo mejor para nosotros. Pero si esto es cierto, ¿por qué nos maltratamos de formas tan variadas? Por ejemplo en la forma de comer, en las horas de sueño, en el tiempo dedicado a internet, en los ejercicios físicos. ¿Y la cara fea? ¿Ha sido parte de nuestra vida diaria?  



En función de las respuestas que demos a estas sencillas preguntas, empezaremos a ver cómo nos estamos tratando y por qué hemos estado enfermos física y mentalmente.

Cuando dedicamos demasiado tiempo a cosas tecnológicas, terminamos enviando una cantidad exagerada de información a la mente, haciéndola hiperpensante y agitada. Esto puede dejarnos en un alto nivel de ansiedad, desorganizando mente y cuerpo.

¿Amamos más o nos enfermamos más?¿Y la cara fea que ponemos cuando somos frustrados en nuestros deseos? Imaginemos que cada revés forma un punto de tensión. ¿Cuántas veces nos sentimos molestos en un día, un mes, un año? Este punto va creciendo, creciendo y robando energía a nuestra vida familiar, a nuestras relaciones afectivas y profesionales. La experiencia nos demuestra que los puntos de estrés en el ámbito familiar y laboral suceden a lo largo de la vida y, cuando nos damos cuenta, el nivel de insatisfacción interna es tan alto que es necesario “descargarlo” de alguna manera. Con las innumerables repeticiones de estos eventos, comienzan las enfermedades en el cuerpo físico. Por supuesto, debemos tener en cuenta la intensidad de los hechos y el tiempo de repetición, dice el Dr. Marco Aurélio en el libro "Quien ama no se enferma".



Cada vez escucho más médicos reportar las razones que llevan a los pacientes a buscarlos. Lo que más llama la atención es que los exámenes no detectan nada físico, sino que la gran mayoría tiene dolor emocional. Son personas que se sienten heridas, llenas de rencor y desaliento entre otras cosas. Estos sentimientos no elaborados y guardados en el inconsciente, desestabilizan.

Esto es exactamente lo que nos hace entender mejor lo que Jung llama la “Sombra”: eso que no vemos y que nos acecha.

¿A qué conclusión podemos llegar con estos hallazgos? Que nuestros mayores enemigos habitan nuestro interior y para combatirlos necesitamos el autoconocimiento.

¿Pero como?

  • Analizar nuestros pensamientos y nuestras actitudes.
  • Descubrir cuáles son nuestras imperfecciones y aceptar cada una de ellas.

Estos son algunos consejos para ejercitar el autoconocimiento y, a partir de ahí, iniciar el proceso de transformación. Recordando que este es un proceso lento, gradual, constante y requiere mucha perseverancia para no desistir ante los primeros obstáculos.



Así que, ¡buena suerte y buen trabajo a todos los que se esfuerzan por ser un poco mejores cada día!

 

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