la sonrisa de krsna

    la sonrisa de krsna
    Hace varias décadas, el fallecido profesor Hermógenes acuñó un mantra que marcó a muchos de nosotros: me entrego, confío, acepto y agradezco. Cuando lo escuché por primera vez de sus labios tuve una sensación de asombro, que se repite a pesar del tiempo transcurrido. Esto sucede con todas las enseñanzas transformadoras de los grandes maestros.

    Consiguen transmitirnos la visión transformadora del Yoga a través de las palabras, que es una de sus grandes virtudes. Sus palabras no solo se quedan en la memoria, sino que tocan profundamente nuestros corazones. El profesor Hermógenes fue uno de esos mentores, difíciles de encontrar.




    La relevancia de la enseñanza contenida en estas cuatro palabras, entregar, confiar, aceptar y agradecer, está en la revelación de que la vida puede ser mucho más de lo que parece. Las cuatro palabras de este aforismo tienen el mismo peso, pero ese peso se multiplica cuando se unen en este orden específico, por lo que revelan.

    La palabra, en el contexto del Yoga, tiene un significado muy hermoso y transformador. Aceptar no significa cultivar la resignación que sufren quienes no pueden mantener la serenidad de espíritu o tienden a posicionarse como víctimas de las circunstancias.

    Me atrevo a decir que cuando el profesor Hermógenes eligió usar la palabra aceptación, trató de señalar la virtud de mantener el buen humor y la alegría; no solo cuando todo fluye como esperamos, sino que sí, e igualmente, cuando la vida nos pone frente a desafíos inevitables.

    Cuando una situación nos gusta, o cuando nos sorprende positivamente, es muy fácil cultivar la aceptación. Las cosas que nos son indiferentes no son grandes desafíos. Sin embargo, la aceptación se vuelve fundamental y al mismo tiempo desafiante cuando se trata de obstáculos o dificultades, que son precisamente los lugares donde podemos crecer y aprender.


    Si nos quedamos en nuestra zona de confort nunca aprenderemos nada. Solo aprendemos de los desafíos cuando nos vemos en la contingencia de superar limitaciones y dificultades. Hay un dicho en el mundo del mar que dice: los mares en calma no hacen buenos marineros. Es exactamente en esta dirección que la palabra aceptación apunta en este contexto.

    Por otro lado, cultivar esta actitud de aceptar las cosas como son no tiene por qué traernos sufrimiento. Es posible enfrentar las dificultades y los obstáculos con una sonrisa en los labios y paz en el corazón. Poder vivir feliz, aunque navegue en aguas tormentosas. Fue esta enseñanza la que el dios Krishna le dio al Príncipe Arjuna cuando estaba al borde de la batalla: para no perder la sonrisa ni la calma, ni siquiera ante la trágica guerra que enfrentaba.


    Es en la apreciación del orden mayor que nace la sonrisa de la aceptación, es darse cuenta que en él hay un lugar para cada persona, cosa y circunstancia. La aceptación justa y plena implica comprender la diferencia entre lo que podemos cambiar y lo que no. Y, con alegría, adaptarse a estas situaciones, aceptando a las personas ya las cosas como son. Busquemos pues vivir libre y conscientemente en cada momento, con la sonrisa de Krishna.



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